Seeger ha muerto. Y con él, una era. El ciclo de la Historia se ha cerrado.
ESTEBAN CISNEROS
1. Seeger era el folk, con todo lo bueno y todo lo malo de esa música. Era lo mismo ese trovador romántico y casi mitológico que un caso para A Mighty Wind. Pero así es esa música y está bien. Pete Seeger era la música por la música y hacía las cosas, como diría Townes Van Zandt, for the sake of the song. Representaba una época de ideas y posibilidades en las que el arte podía realmente salvar al mundo; se sostenía en pie por causas justas, por la idea de una mejor humanidad en paz. Fue ingenuo, tal vez, pero se disculpó (aunque tarde) por algunas metidas de pata.
En cuanto a lo demás, Pete Seeger es ese músico que todos deberíamos intentar ser: inquieto, incesante, comprometido. Introdujo un elemento político en la música que hoy no podemos olvidar, en tiempos difíciles y distintos, porque eso nos importa a todos. Era un ser humano preocupado por otros seres humanos, por su generación y las que vendrían, y no tuvo miedo de decir cosas que debían ser dichas.
Fue citado, en plena caza de brujas en 1955, ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses por participar con el Partido Comunista; se plantó ante ellos valiente y les dijo: “Yo siento que mi vida, toda, es una contribución”. Hoy, esos imbéciles de cuello blanco siguen en el poder y destruyendo este mundo y lo bueno que tiene, pero Pete Seeger también sigue en pie.
Hoy, como están las cosas, Pete Seeger sigue siendo necesario y vigente. La música tiene que volver a ser importante y a mover a la gente; hacerla sentir y pensar. No necesitamos rockstars ni imberbes idiotas presumiendo algo llamado swag. Qué estupidez. A veces hay que voltear hacia atrás para ver qué hemos hecho mal y, sobre todo, qué hemos hecho bien. Y en ese apartado, seguro, estará Pete Seeger.
2. Seeger era tradición, una palabra que resulta siempre controvertida porque de eso se trata el folk, pero también vanguardia. Era una mezcla perfecta de rescate del patrimonio, de lo que vale, para arrastrarlo hacia el progreso; que no significa tener muchas máquinas sino una buena vida para todos. La música, y no digo algo nuevo, es el elemento más liberador de todos: ni la literatura ni el teatro ni la pintura logran tanto con tan poco; Seeger lo entendió y por eso le parecía importante rescatar el pasado. Ni siquiera era por estética. Otra lección que aprender.
3. Todo está a la venta. Todo. Y Seeger, que tuvo que enfrentar a “la justicia” por “comunista” ha muerto en la época en la que el capitalismo ha terminado por encarnar los horrores con los que estigmatizó a los rojos. Todo está a la venta, menos el alma. En eso, Seeger se fue limpio.
4. Pete Seeger pertenece a una generación anterior, pero es uno de los últimos grandes héroes de la música. Esos ya no existirán dentro de poco. El mundo es volátil y mercantilista, ya no hay gigantes que signifiquen demasiado (los últimos, tal vez, hicieron lo suyo hace veinte años). ¿Habrá alguna vez otro Pete Seeger?
C/S.
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[…] Originalmente publicado el 7 de febrero de 2014. Una versión temprana (y más corta) de este mismo texto apareció en la revista online LaPopLife el 30 de enero de 2014. […]