Compilación nostálgica con acompañamientos instrumentales
SAMUEL VALDÉS LÓPEZ
Por un largo tiempo, el soundtrack oficial de las películas de cómics/novelas gráficas en general caía en dos categorías:
- Armado por una disquera, con dos o tres canciones buenas que salían en la película y un bonche de artistas que la misma disquera quería impulsar y cuyas canciones no figuraban en ninguna escena, ni en los créditos. Ejemplos: Daredevil, Spiderman 1-3, The Punisher, Blade, Batman Forever, etcétera.
- El génerico score de música meramente “épica” para complementar la película.
Ahora bien, los tiempos han cambiado un poco y a pesar de que todavía nos topamos con soundtracks que tienen unas joyas amarradas con mecate, también hay buenas compilaciones. Tal vez sea problemático decir que la mejor compilación para una película está formada de grandes éxitos del pasado, pero si todas las canciones fueron utilizadas en la película y funcionan muy bien, ¿por qué quejarse?
Toda esta diatriba introductoria tiene que ver con el soundtrack de Guardians of the Galaxy, que ahorita domina la taquilla y las ventas de discos. Conformado de dos discos, uno instrumental y uno de los éxitos que trae el buen Star-Lord en su cinta (aparentemente inmortal), es una buena integración de estilos. “Sinergia”, le dirían los mercadólogos que encontraron en este disco un ejemplo a seguir.
“Hooked on a Feeling” nos la taladraron desde los primeros cortos de la película y es perfecta para abrir la colección –no sólo es lo que más relacionas con la película antes de verla, también es el ejemplo de una canción pop perfecta: pegajosa y agradable.
Si la película funciona como una oda y ejemplo a seguir de películas de aventuras, el soundtrack funciona como una oda a los mixtapes. Te maneja one hit wonders como Norman Greenbaum (“Spirit in the Sky”) y grupos de culto como The Runaways (“Cherry Bomb”). Clásicos indiscutibles (“Moonage Daydream”, “I want you back”) están para complacer y hasta esas canciones que te sabes pero dudas de quién las canta, se te aparecen y tienes el flashback a cuando eras morro y no podías decir que le cambiaran de estación.
¿Cínicamente nostálgico? Tal vez, pero son todas excelentes canciones y si ayuda a conseguirle nuevos fans a clásicos subvaluados como Marvin Gaye, ¿qué mejor?
El disco instrumental viene cortesía de Tyler Bates, quien ya había sonorizado películas basadas en novelas gráficas (300, Watchmen). Su música quizás sea parecida a lo que ha querido hacer Murray Gold en la renovada serie de Dr. Who, sin caer en lo meloso o descaradamente épico.
Bates no se excede y se concentra en crear ambientes que no necesariamente se grabaran en la memoria, pero que jamás serán excesivos. Las canciones son generalmente cortas (sambutieron 29 en el disco) y aunque nunca parecieran resaltar sin el auxilio visual que es la película, tenemos excelentes temas como “The Destroyer”, “Don’t mess with my walkman” y la etéreamente bella “Groot spores”. “The collector” es otra canción memorable, retomando ideas de música ochentera como la de Brad Fiedel y dándole el tratamiento de coros.
La belleza de una banda sonora reside en resaltar más no exagerar lo que está en escena. El uso diegético de sabrosas canciones de los setentas con los acompañamientos de Tyler Bates, consigue hacer del disco una sólida muestra de un soundtrack bien ingeniado para satisfacer los gustos nostálgicos y los bolsillos de otros. También disponible en discos separados.
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