ARTURO URIZA • Lynch en su máxima expresión.
El segundo trabajo solista de David Lynch no presenta gran diferencia de sus anteriores intentos musicales. En general, la descripción sonora se determina bajo tres elementos: Atmósferas oscuras y bluseadas, la voz, (repleta de delays, filtros y ecos) y la construcción de bajos hipnóticos, fuertemente emparentados con el dub.
Esos elementos juguetean en los terrenos del post-punk y géneros similares, –darkwave, goth rock–, función natural, dadas las posteriores revisiones históricas y mezclas, (léase Jah Wobble, Killing Joke o Echo & The Bunnymen).
Puntos fuertes: la lírica, interesante, muy narrativa. La singular voz de Lynch, que aunque de repente recuerda un poco a cuando Andy Kaufman imitaba a Elvis, o a un Lee Scratch Perry goth-rocker, dota de personalidad al trabajo. “The Ballad Of Hollis Brown” es una canción increíble, la mejor del disco definitivamente.
De Massive Attack, Lee Scratch Perry y Moby a los beats electrónicos de TV On The Radio, pasando por los mencionados años de post punk.
Gran disco, sin pre requisitos, sin ser fan de Lynch, ni haber visto sus películas o escuchado BlueBob, es un disco de méritos propios, cinematográfico, emocional, acompasado, paisajista, y perfecto para los días grises.
Lynch en su máxima expresión. Grande. Escucha el disco completo aquí.
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