Desde Manchester, un niño precoz hace mover a los adultos modernos. Y desde Sheffield, un dueto fusiona el stand up comedy con el rock pesado. Escúchalos aquí.
Kiran Leonard
CYNTHIA RODRÍGUEZ
Sólo tiene diecisiete años. A diferencia del protagonista de aquel poema de radio recuerdo, Leonard sigue vivito y coleando. Originario de Oldham, cerca de Manchester, el pequeño talento tocó casi todos los instrumentos de su EP debut, entre los que contamos guitarras eléctricas y acústicas, bajo, banjo, mandolina, sintetizadores, órgano, bongós, toms… hasta el calentador, la pared y la radio.
Bowler Hat Soup, su desmadre de corta duración, incluye la jocosa “Dear Lincoln”, la nostálgica “Brunswick Street” y la electroprogresiva “Geraldo’s Farm”, donde podemos notar que sí es bien fan de The Mars Volta. Su show en vivo está tan jalado como su música: por ejemplo, en el A Carefully Planned Festival 2 del año pasado, un par de bailarines interpretativos agacharon y levantaron a docenas de adultos modernos.
El EP sale el 26 de agosto. Pueden preordenarlo en Big Cartel o escuchar todo menos el tema homónimo (toda una rapsodia) aquí:
Wet Nuns
SAM J. VALDÉS LÓPEZ
Mi abuelo decía que el éxito eran dos cucharadas de talento y 20 de trabajo duro. Y aunque tal vez esa máxima no siempre tenga resultados visibles, sí aplica en el caso de Wet Nuns.
La banda consta de dos personajes que nunca se han tomado muy en serio. Sus humildes comienzos eran tocadas de “un hombre y su perro” (argot de Sheffield para tocadas con poca gente), donde el chiste era hacer un mega escándalo e imitar el acento hillbilly de los Estados Unidos. Con el tiempo, la popularidad de su música, una mezcla de blues sureño con black metal, les ganó seguidores.
El hecho de que a veces parecen más una simbiosis de comedia stand up con rock pesado es tan sólo el primer punto a favor que tiene esta banda, porque el verdadero talento yace en su crudo sonido con temáticas sencillas que son: mujeres y muerte. Sobra decir que ambos temas son tomados con un humor negro e irreverente.
“Mujeres y muerte, a veces no veo la diferencia” dicta Robert Graham, el guitarrista y cantante, a veces como una introducción a su pegajoso tema “All the Young Girls”. Su voz, mezcla de blues y rock, no es la única que tiene la banda. Alexis Gotts, el baterista, canta en varias canciones con un aguardentoso gruñido que asemeja a un lobo estepario que se encontró una caja de whisky y dijo “matanga”.
Wet Nuns editó un EP por su cuenta en 2010, nada pulido y a veces más un chiste local que una grabación seria. Pero el éxito del show los obligó a dejar de lado algunos detalles (el acento americano quedó en el olvido) y enfatizar otros, dando ahora un show más pulido pero lo suficientemente desmadroso para entretener.
Un par de sencillos bien recibidos y unos cuantos videos les dieron más fans, incluyendo Matt Helders, baterista de Arctic Monkeys. Su más reciente EP, Broken Teeth, les abrió puertas tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, logrando que la banda fuera recibida con los brazos abiertos tanto en el infame Knitting Factory, de Nueva York como en el SXSW, de Austin.
Con un disco ya bien cocinado al más puro estilo cajun inglés, Wet Nuns logra hacer un metal chistoso que no cae en la ridícula parodia de otras bandas (digamos, Steel Panther), sino más bien en un tributo de los grandes como Kylesa, los obscuros como Wolves in the Throne Room y todo aquél adolorido que haya tomado una guitarra y compuesto una canción al ritmo del alcohol en un cuarto sin nadie más que su perro.
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[…] que retractarse de lo que dice, pero a diferencia de lo que decía hace unas semanas, el destino de Wet Nuns es menos feliz de lo que […]