ESTEBAN CISNEROS
Hay que estar siempre en movimiento. El estatismo significa muerte. Bajo esta idea surge Sinnk, un trío de rock instrumental de Querétaro que, fiel a su premisa, está haciendo que su ciudad se mueva y empiece a despertar de un raro sueño entumecido de dejadez y aburrimiento.
“Siempre es importante tener un proyecto”. Así lo ve Richee ‘Moontide’ Almaguer, guitarrista del grupo. Junto a Jerry Gómez en el bajo y a Arturo Mockertino en la batería, forma Sinnk en 2015, respondiendo sólo al impulso de tocar. “Comenzamos rentando un cuarto de ensayos en el centro de la ciudad y dándole con todo. Lo mejor fue ver y sentir que nacía algo de la nada. La guitarra hace cambios y la batería lo sigue, y viceversa”.
La música de Sinnk nace del nervio y el instinto, a partir de una época de corazones rotos y pesadumbre para sus integrantes. El nombre mismo, una deformación de la palabra sincronización, lo anuncia. “Las canciones salían solas. Acordamos siempre grabar los ensayos para podernos escuchar luego y volver a sacar lo que naturalmente se estructuró”, explica Mockertino. Rock del fluir de la consciencia.
Su impulso no es nuevo. Los tres miembros han participado en bandas queretanas desde hace más o menos diez años, con distintos grados de éxito: Gauss Jordan, Druk, L’Aurore y Diluvia. Esta última sigue en activo y es el proyecto principal de Richee Almaguer, pero también el punto de inicio de Sinnk: ahí también tocó Mockertino en una época.
El trío quiere revivir espacios en Querétaro. “La escena va en decadencia”, dice Almaguer. “Ya no hay fiestas con música en vivo, ahora sólo se escucha en bares. Pero esa esencia de fiesta, gente, vicio y rock and roll no se siente en lugares donde hay puros cóvers o un menú. Hay chispazos. A veces parece que algo bueno va a suceder y de repente la gente se vuelve apática”.
Sinnk en vivo es energía y estímulo. “La música es algo sensorial: primero sientes, luego piensas”, sigue argumentando Almaguer. Tienen el oído puesto en grupos como Slint, Fugazi y Can, pero también en el punk feliz de los 90 y el grunge. E intentan crear una experiencia acústica para sus espectadores a partir de la corazonada y la improvisación. Como dice Mockertino: “Jammeamos, pero tratamos de quedarnos con lo interesante, por eso registramos nuestros ensayos. Te sorprendería escuchar esas grabaciones, pues suenan muy parecidas a las del EP. En Sinnk hay una comunicación natural”.
Su primer EP ya está en línea, grabado en Kyoto Studio. “Fue prácticamente en vivo. Luego sólo grabamos algunos detalles extras de guitarras. Mezclamos y masterizamos en Tormenta Records”, comentan. El arte es de Daniel Salazar, artista queretano.
Hay que estar siempre en movimiento. El estatismo significa muerte. Siempre hay que intentar, seguir haciendo ruido, sacudirse la desidia y la indiferencia. Atrapar las ciudades. Sinnk ya está en eso. “Vayamos a las tocadas, apoyemos lo local”, impulsa Almaguer. “Compremos discos, merch, dejemos nuestros teléfonos un rato y convivamos en el mundo real”.
C/S.