NICO GONZALEZ
Jesús Hernández Ramos no es lo que se dice un buen cantante. Tampoco un compositor majestuoso. Mucho menos un músico talentoso. Más bien es básico, lo cual no es crítica, ya que eso de andar poniendo parámetros sobre cómo es cantar bien, cómo es afinar bien y cómo es tocar bien lo único que nos ha dado es una planicie musical en la que todo suena igual a todo.
Sin embargo, Jesús Hernández Ramos, convertido en “El Muertho TJ”, es algo que no abunda en el ambiente musical. Es auténtico.
Confieso que no entiendo muy bien quién es y por qué hace lo que hace, aunque percibo que detrás del maquillaje gótico y el synth-pop primitivo que cualquiera podría fabricar CASIO mediante, se esconde, además de un aspirante a futbolista fracasado, un amante fracasado, un músico fracasado, un religioso fracasado, y un fracasado a secas; detrás de toda esa conjunción de fracasos; se esconde un artista.
Padre Santo es el primer álbum oficial de El Muertho TJ, un ex músico de iglesia que terminó tocando en la vía pública de Tijuana, y que por la gracia de Youtube se ha convertido en una especie de freak de feria virtual.
Lo que más me atrapó de este lanzamiento del sello Lost Causes fue la simpleza de todo. Las composiciones sintéticas pero cargadas de música popular, son repetitivas pero eficaces. Existe en Padre Santo un evidente espíritu dark pop, pero a la vez es música popular mexicana.
Aunque la mayor contradicción es poética y de forma. Y es que los tópicos que sus letras tocan son oscuros; habla de dolor, borracheras, chicas fáciles, Satán, viejos decrépitos y, por supuesto, fracaso. Pero la forma en que El Muertho las aborda me recuerdan a canciones infantiles. Son tan simples que cualquier niño se las puede aprender. Aunque no por simples carecen de profundidad.
Creo que la decisión frente a Padre Santo no es si “me gusta o no me gusta”, sino más bien si estamos o no dispuestos a escuchar –y si apostamos más, si podemos ir más allá del freak– y disfrutar de una música artesanal y de letras que apelan al humor para curar fracasos inevitables.
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[…] El Muertho de Tijuana siempre es un tema. La gente puede odiarlo o amarlo, considerarlo un proyecto casi de arte o una simplona maqueta oportunista. La cuestión es que aunque a muchos les duela, es un proyecto interesante, y bastante simpático. Creo que a veces no hay que tomarse las cosas tan en serio. La rola que aparece aquí es “Satánica”, uno de sus grandes éxitos. […]