CARLOS CELIS
FOTO: CARLOS TOMASINI
Bienvenidos a un México post Alejandro González Iñárritu. Como todo el país sabe, el director de cine ganó los premios Oscar a Mejor Director y Mejor Película, convirtiéndose en el primer mexicano en lograr ambos reconocimientos.
Un año antes, Alfonso Cuarón fue el primer mexicano con el premio a Mejor Director. Ahora el único Oscar que queda por ganar es el de Mejor Película Extranjera, nada menor y, de hecho, hasta más importante para quienes siguen alegando que ninguno de estos directores mexicanos ganó con una película mexicana.
Me parece muy oportuno hablar de esto ahora, pues como muchos saben Alejandro González Iñárritu fue locutor y productor de radio hace muchos años, junto al de por sí legendario equipo de “Magia Digital” en WFM. De hecho, este año también estuvo nominado con su equipo de Birdman, su compañero de micrófono y más tarde cómplice en el cine en todo lo relacionado al sonido, Martín Hernández, quien hoy mismo está al aire y de regreso en esa misma estación, tras años de mantenerse alejado de la radio.
Esta columna pretende compartir con ustedes las experiencias personales de un periodista musical como yo, como tantos, como también se les pudo considerar a ellos en algún momento. Y cuando hablamos de música, la radio musical juega un papel importante en la vida de muchos de nosotros, sobre todo en aquellas generaciones para las que la radio aún fue relevante. En el camino como periodista, las influencias son determinantes. Así como el músico es influido por otros músicos, lo mismo pasa con los cineastas, los escritores y hasta los comunicadores.
ERAN LOS OCHENTA…
Les contaba la semana pasada que yo vine al DF desde Cancún, donde ya tenía la influencia de los DJ de discotecas, pero antes de venir a vivir aquí definitivamente, hice dos visitas. En la segunda vine a un congreso de comunicación que se llamó “Backstage”. Era 1989 y compartía con mi mejor amigo de la secundaria el gusto por el cine de terror.
Él se enteró que al congreso vendrían algunas personalidades del cine y decidimos venir. Pedimos permiso a nuestros padres y en la escuela. Siempre recuerdo un gesto particular en el rostro del director. Era como si le diera risa que un par de adolescentes de 14 años hicieran eso: viajar en autobús desde la Península de Yucatán hasta la Ciudad de México para asistir a un congreso de comunicólogos. Siempre quise creer que era un gesto de satisfacción.
Éramos dos adolescentes en un evento donde todos eran universitarios o gente dedicada profesionalmente a la comunicación. Y hablando de influencias tempranas, nunca he podido olvidar que la primera persona que vi al entrar al salón de eventos del Hotel Nikko fue a Gloria Calzada. Tienen que entender que para un niño interesado en los medios de comunicación, que había crecido viendo los programas musicales donde aparecía esta conductora, verla en persona fue un shock.
La historia es que yo no había tenido tiempo de pagar la inscripción por adelantado, así que llegué con un fajo de dólares a pagar en el momento. Eran los años ochenta y en Cancún se usaban los dólares tanto como los pesos. Eran los ochenta y Gloria Calzada, la conductora juvenil más famosa de la televisión, estaba frente a mí ofreciendo cambiarme esos dólares. Eran los ochenta y todos querían dólares…
Los recuerdos de ese “Backstage” son algunas de las primeras memorias que conservo de este medio y son muy gratas. Cuando terminó, mi mejor amigo sí recibió su constancia, pero yo no. Como no me inscribí con anticipación, no estaba listo, quedaron de mandarla por correo pero nunca llegó. Y como detalle curioso, hace poco, ya en la radio, entrevisté a Gloria Calzada porque publicó un libro. Le dije al aire que yo me dedicaba a los medios de comunicación por influencia suya, desde niño. Su repuesta: “Me vas a hacer llorar”.
Pero fue en ese mismo viaje a la Ciudad de México que descubrí WFM “Magia Digital”. Mi mejor amigo era de aquí y llegamos a la casa de su madre, en una “privada” donde vivían todos los amigos que él había hecho en su anterior escuela que, casualmente, estaba dentro de la privada. Un colegio conocido como “El Webster”, del que años más tarde me enteraría que el tal Rulo (otro locutor del DF) fue alumno distinguido, o al menos eso me contaron.
Los amigos de mi amigo León fueron para mí la personificación de lo cool. Chicos de ciudad que sabían de todo, tenían autos, hacían fiestas, se la pasaban muertos de la risa y escuchaban música, mucha música. Fue con ellos que descubrí a Depeche Mode, porque “El Chino” se la pasaba diciendo que él “ya escuchaba a Depeche antes de que fueran famosos”. Nos subíamos a su auto para pasear por Pedregal y siempre traía el disco Black Celebration o el Some Great Reward, aunque en la radio ya estaba sonando la canción “Personal Jesus”, poco antes del lanzamiento de Violator.
Fue con canciones como esa, o “Like a Prayer” de Madonna, o artistas como Sade, Terence Trent D’Arby o mi querida Neneh Cherry, que empecé a familiarizarme con las voces de Martín Hernández, Charo Fernández y Alejandro González Iñárritu. Pero como DJ de corazón, quien realmente me ganó como radio escucha de WFM fue Martín Delgado, el DJ que realizaba “Club 96” y que al aire se la pasaba hablando de sus “botas de house”. Yo moría por unas botas de house.
Les decía que las influencias son determinantes. Para mí, WFM era LA radio. Siempre sentí que había algo más, algo artístico. Yo empecé a hacer radio ya muy entrado en mi carrera, así que no tuve –y aún no tengo– la intención de hacer algo “juvenil”. Pero no puedo negar que la influencia y la inspiración del equipo de “Magia Digital” sigue conmigo, y verlos triunfar en los terrenos de lo artístico y de las innovaciones tecnológicas es algo que como mexicano no solo no puedo ignorar, sino que me vuela la cabeza.
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[…] que según me contaron creía que todos la recordaban por haber estado en Rock 101 (ya saben que yo era un chico “Magia Digital”, así que ni idea) y alguien llamado Gustavo, que parecía su […]