JUAN DE LA SERNA
Bajo el nombre de Weezer y sólo mostrando una portada de color diferente como acostumbra, el cuarteto de California prueba con este décimo material que pueden seguir sonando frescos y que todos sus discos que hacen referencia a un color son los que realmente vale la pena.
Este es quizá su disco más pop, con una abierta influencia de Beach Boys, en el cual Rivers Cuomo –líder de la banda– retoma lo mejor de ese sentimiento tan surf de California. Todo el disco tiene esa vibra de diversión, como si gritara constantemente: “primavera-verano”.
El álbum suena a una mezcla de otras grabaciones de Weezer, con la frescura que en su momento tuvieran en Green, los poderosos riffs del Blue y algunos toques de Pinkerton, que en mi opinión es su disco mejor logrado.
Media hora es lo que necesitan para convencer de que este es su disco más accesible. Da la impresión de que la selección de canciones está pensada para que todos los tracks fueran un sencillo; todos de diferente manera tienen los ingredientes para serlo. De hecho, a un mes de haber salido ya lleva tres sencillos sonando en las radios más grandes del mundo.
“Jacked Up”, “Endless Bummer” y “King Of The World” me parecen los tracks más afortunados, aunque tampoco hay desperdicios aquí. Canciones cortas con melodías y coros pegajosos son la constante en este disco aderezado con brillantes solos de guitarra.
White Album es un material tan accesible que aunque no conozcas la amplia trayectoria de Cuomo y compañía podría encantarte incluso si no te gusta la música alternativa, porque Weezer ha evolucionado, y ya no son esos geeks jugando al rock, sino unos creadores de éxitos pop brillantes; una banda que ha tenido mejores momentos que otros y que ha ido moldeando su sonido.
Es una gran acierto que Weezer haga un disco tan orientado al pop sin perder su esencia. Quizá perderá algunos adeptos, pero es casi seguro que una nueva generación estará revisando su historial de este álbum.