JUAN DE LA SERNA
A lo largo de la historia han ido y venido muchas bandas de metal, pero hay una que ha estado ahí desde el principio: Motörhead.
Su longevidad se le puede atribuir a que son precursores del género, a que son la banda con mayor volumen en vivo o simplemente a que hacen las cosas que a sus seguidores les gustan, como es el caso de Black Magic, el vigésimo segundo material de estudio de la banda comandada desde 1975 por Lemmy Kilmister.
¿Pero a qué suena este material? Literalmente, a lo mismo que ha sonado Motörhead durante los últimos 40 años, cosa que está bien, porque cuando compras un disco suyo sabes que tendrás metal rápido y poderoso, bien hecho y bien producido. El producto perfecto que gusta tanto a los seguidores de todas las generaciones. Además, hay que reconocer es que al escuchar cualquier canción de la banda siempre sabrás que se trata de ellos, ya sea por la rasposa e inconfundible voz de Lemmy como por los instrumentos que la acompañan.
Black Magic no es un disco pretencioso, ya que el sonido de Motörhead nunca lo ha sido. ¿Necesitamos entonces una evolución en la banda? Para nada, eso es irrelevante, ya que esa necesidad la ha cubierto Lemmy con Hawkwind, una banda sumamente experimental y adelantada a su época, con la que probó de todo, tanto en drogas como en sonido.
Esa puede ser la razón por la que la banda mantiene este sonido y sólo juguetea de vez en cuando con el punk y estilos afines, sin olvidar la ya clásica balada (una inclusión que también se ha vuelto una constante).
Black Magic funciona maravillosamente para satisfacer la necesidad de miles de fans alrededor del mundo. Quizá lo más novedoso en esta ocasión sea el cover a “Sympathy for the Devil”, de The Rolling Stones. ¿Necesitamos entonces otro disco de Motörhead? En mi opinión no, y sin embargo funciona, vende, llena estadios y sobre todo nos reconforta.
Black Magic sólo es otro trabajo de una banda que parece inagotable, que sigue siendo el estandarte más alto del metal y que lejos de dormirse en sus laureles sigue saliendo de gira, planeando el siguiente material, haciendo colaboraciones y manteniendo vivo ese espíritu humilde y de trabajo que a muchísimas bandas les falta.
Lo que ves es lo que hay. Sólo queda subir el volumen y disfrutar de la magia negra.
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