ÁNGEL ARMENTA LÓPEZ
Hemos vivido una pesadilla de la cual parece que poco a poco despertamos. Tras los sismos que sacudieron a la Ciudad de México, Puebla, Morelos, Oaxaca y Chapas, nuestro temple y carácter se pusieron a prueba ante la incompetencia de las autoridades y el gobierno, y ante la corrupción que se vio reflejada en la pérdida de vidas inocentes.
En resumen, podríamos musicalizar cada capítulo de esta pesadilla del siguiente modo:
Colegio Ernesto Rebsamen
Fue la tragedia que mayor cobertura tuvo, con todo e historia inventada (Frida Sofia). Lo que no fue mentira es el dolor de la pérdida de 19 niños y 7 adultos tras el derrumbe del 40% del inmueble, que por cierto, ha dado un sinfín de guiños de impunidad, imprudencia y corrupción que se tradujeron en el dolor de familias enteras tras la pérdida de estas vidas.
La corrupción de las inmobiliarias
Ahorrarse unos pesos, utilizar material de mala calidad o corromper a la autoridad para que nos deje echar otro piso. ¿Se fijan? Una vez más la corrupción nos pasa la factura. Departamentos y edificios con pocos años de haber sido terminados, incluso en zonas de la ciudad que se caracterizan por su alta demanda, resultaron ser construcciones y estructuras mal planeadas y ejecutadas. ¿Quién es el responsable de esto? Además de las inmobiliarias, también los encargados de darles los permisos. Una corresponsabilidad que debe ser investigada a fondo.
La ayuda de los civiles bloqueada por las autoridades
Camiones y tráilers de todo el país, con toneladas de víveres reunidos por los ciudadanos llegaban a Morelos, con el único fin de llevarlos a las manos de las personas que se habían quedado con poco o nada. Pero las autoridades de Morelos comenzaron a retener y desviar estas ayudas, cosa que no cayó nada bien a los habitantes de Morelos, quienes tomaron las bodegas para repartirlas personalmente a quien más lo necesitaba (cuando les fue posible).
Una postal llamada México
No habían pasado más de cuatro horas del fuerte sismo del 19 de septiembre cuando las calles ya se inundaban de solidaridad y apoyo. Nos organizamos como pudimos y los primeros rescates sonaban en los medios de comunicación. Brigadas civiles, universitarias y de todo tipo saturaron las listas que se hacían obligatorias para poder ayudar. Una vez más, demostramos que este gobierno no nos merece y sobre todo, que las calles son nuestras. “Este pueblo no se ahoga con marullos Y si se derrumba yo lo reconstruyo”.
Televisa, siempre Televisa
Si la culpa fue de las autoridades o no, Televisa hizo el ridículo en cadena nacional al informar de una niña que permanecía atrapada bajo los escombros. Con el nombre de “Frida Sofía” quisieron asegurar el rating, aunque al día siguiente todo se desmintió. Lucrar con la tragedia no es algo que le sea ajeno a las televisoras. Por fortuna, internet ha pluralizado las opciones de mantenernos informados. Televisa hizo otro “Televisa”, por eso les dedicamos esta pieza.
Frida y los héroes de dos y cuatro patas
¡Frida! La que sí es real, la que ha salvado decenas de vidas, se ha ganado el corazón de todos. ¿Cómo no enternecerse frente a sus googles y sus botitas? Junto con ella, una serie de perritos han hecho una verdadera liga de héroes (animales y humanos) y para todos ellos es esta canción.
La ayuda de todo el país y el mundo
Los mexicanos, en general, casi siempre utilizamos expresiones desafortunadas como “pinches chilangos”, “nacos”, “rancheros”, etcétera, para descalificar al otro. Pero ante situaciones como estas, vimos que existe un solo México, uno solo donde, ante la desgracia se borran fronteras, acentos y formas de comer. Esto sin olvidar la ayuda de todo tipo que llegó tantos países y que hizo que nuestro país no se sintiera solo… porque nunca caminamos solos.
Lo que viene
Claramente esto no será de unos cuantos días o semanas. Planear a mediano y largo plazo será fundamental para ponernos de pie una vez más. Nos falta mucho trabajo, mucha ayuda y mucha unión. El 2018 será un año fundamental para México –por la coyuntura electoral– y si podemos mantener esta inercia de solidaridad, apoyo y colectividad, seguro podremos tener un mejor país. Y es que necesitaremos mucho cemento, muchas manos y mucha arena, pero también lo mejor de nosotros mismos.