Un EP que los muestra más comprometidos con la composición.
MOISÉS GARCÍA M.
Parece que fue ayer cuando estos cuatro chicos vestían a juego e intentaban interpretar canciones que vivieron sus mejores épocas hace medio siglo, poco más.
Salieron de algún rincón de Irlanda llamado Cavan, hace pocos más de tres años, usaban jerseys de cuello alto y tocaban canciones de negros. Aquellos púberes fascinaron a Noel Gallagher y de a poco ya palomeaban con Paul Weller.
Su primer single en el sello independiente Heavy Soul! los colocó en el mapa y captó la atención de las grandes disqueras. Snapshot, el esperado debut, ofrendó una colección de rhythm & blues, garage y pub rock digna de compartir la estantería con los primeros discos de Dr. Feelgood.
No ha pasado ni un año y de pronto atacan con cuatro temas inéditos presentando a unos Strypes más comprometidos con la composición. No cabe duda que la gira junto a los Artic Monkeys dejó secuelas en los jóvenes irlandeses, ya que la cara principal de 4 Track Mind da cuenta de un sonido que ya habían trabajado, pero en el que Ross Farrelly parece desenvolverse con facilidad.
En ambos lados del disco se percibe la presencia de Wilko Johnson, así como las sombras de Bo Diddley y Slim Harpo, quienes pasan a saludar al final de los zurcos. “I Don’t Want to Know” es uno de los temas más destacados, con aquella armónica desquiciada y ese ritmo frenético en la batería.
“Hard To Say No” también merece mención; recién miré el video oficial y da buena cuenta de lo que es un show de los Strypes. A mí me tocó verlos recientemente en Bruselas y déjenme decirles que son una explosión: poco menos de dos horas de rhythm & blues en estado puro.
Desmoronan todo el repertorio y entre tanto pasan de Jessie Hill a Ramones con una escala en la “Concrete Jungle”, de The Specials. John McClorey lanza guitarras al techo y basta dejar a Pete O’Hanlon a solas con la armónica para ver borrones pelirrojos por todo el escenario al tiempo que Evan Walsh aporrea la batería haciéndonos creer que tal vez Ginger Baker pasó un par de noches en Cavan.
Dos años de aquellos The Strypes inocentes en la portada del primer single; apenas dos años y los chicos están bien. Ahora son adolescentes en alto contraste.
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