ALEX CASTRO • Si no te convence por su historia, es probable que The Perks… te atrape al menos por su selección musical.
Esta película ya la viste. De hecho, se ha convertido en un cliché que la industria del entretenimiento nos ha regalado en los últimos años: La historia del chico introvertido-sensible que no encaja en su entorno pero que resulta ser más cool que los bien parecidos y populares del colegio. Lo viste en Juno, en Scott Pilgrim vs. the World y en (500) Days of Summer (por cierto, aquí también hay una escena en la que los protagonistas hablan de su afinidad por The Smiths, justo como en la que protagoniza Zooey Deschanel).
Pero no te asustes. Aún cuando te parezca otro tonto drama de adolescentes indie (que no lo es) la cinta -basada en una exitosa novela de Stephen Chbosky- vale tan solo por la cantidad de guiños que guarda para los melómanos. Y ahí abundaremos.
La música es muy importante en la historia, por lo que a menudo corren referencias musicales y canciones de sobra conocidas (“Come On Eileen”, de Dexys Midnight Runners; “Don’t Dream It’s Over”, de Crowded House o “Heroes” David Bowie, perfectamente comentada en dos escenas, sin la necesidad de mencionar título ni autor),pero también varias de espíritu verdaderamente independiente (“Could It Be Another Change”, de The Samples; “Pearly-Dewdrops’ Drops”, de Cocteau Twins o “Tugboat”, de Galaxie 500).
También se incluyen en el soundtrack cortes como ”Temptation”, de New Order; ”Asleep”, de The Smiths; “Low”, de Cracker; “Teenage Riot”, de Sonic Youth y “Dear God”, de XTC. Sin embargo, hay varias canciones que sólo se escuchan en la cinta, como ”Odessa Hip Hop”, de Rob Walker; “Here”, de Pavement; ”Counting Backwards”, de Throwing Muses y ”Pretend We’re Dead”, de L7.
Para como está la cartelera cinematográfica, no suena descabellado pagar un boleto para encerrarte a ver una historia quizá previsible pero bien contada y con suficientes estímulos musicales. Bien lo vale.
NOTA: Aunque la mayoría de los tracks que aparecen en la cinta pertenecen a los años ochentas y noventas (época en la que se sitúa la historia), el autor de la misma confesó en una entrevista que escribió algunas de las escenas escuchando canciones como “Your Ex-Lover Is Dead”, de Stars (2005) y “Samson”, de Regina Spektor (2006).