CYNTHIA RODRÍGUEZ
En una entrevista con un estudiante, Joel Gibb hablaba sobre las vendas con las que él y sus compañeros de The Hidden Cameras se tapaban los ojos durante sus presentaciones en vivo. Decía que lo hacían como “una crítica de la superficialidad de la cultura gay –el hecho de que se ha convertido en un mercado, como todo lo demás”.*
Años después, Gibb sigue firme en su postura. Ante la comercialización del LGBT limpio y radiante de los antros tradicionales de ambiente, The Hidden Cameras chorrea indiscreción y honestidad a través de un queer pop de calabozos y fluidos.
Age, su octavo LP, asimila elementos del italodisco, el electropop y hasta una pizca de dub. Temas como “Doom” y “Carpe Jugular” nos remiten a las reinterpretaciones de Hidrogenesse en el EP Hidrogenesse vs The Hidden Cameras. La influencia de los españoles, después de aquel proyecto, es innegable.
No dejen que la dócil y amistosa voz de Gibb los confunda: las letras son furia pura de principio a fin. Desde la crónica de un ritual de iniciación sadomasoquista en “Skin & Leather”, hasta la exquisita y endemoniada “Year of the Spawn”, que es un recibimiento de brazos abiertos para el Siglo XXI.
Sin embargo, el centro de la ira se encuentra en “Gay Goth Scene”, sobre el rechazo y la homofobia en el núcleo familiar, acompañado de un multigalardonado video dirigido por el alemán Kai Stänicke.
* Parte del ensayo “Noise Music as Queer Expression”, de Dugan Hayes. Les ruego que lo impriman y lo lean de pies a cabeza. Pueden leerlo desde el blog Rabia Rosa o descargarlo directamente en PDF desde el sitio del MIT.
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