DANNA CAMPOS
La primera vez que escuché a TBS tenía al menos trece años, la mente confusa, el cuerpo extraño y mis gustos de música eran eclécticos. Lo que siempre predominó fue un cierto “despecho” por romances adolescentes disfuncionales que sólo eran intentos de algo que ni conocía ni entendía bien. Quizá por eso me pegó escuchar canciones como “Cute Without The E”, “Make Damn Sure” y “Liar”.
Al fluctuar entre géneros y tratar de entender todo al mismo tiempo, dejé de escuchar punk-rock con tendencias emo, para sumergirme en cosas distintas. Y fue hasta 2013 que volví a sentirme adolescente cuando vi a Taking Back Sunday en vivo, casi diez años después de haberlos escuchado por vez primera, y sorprendida porque una banda como esta pudiera seguir gustando a generaciones como la mía, atrapar a las más recientes, y además sonar bien.
Lo mismo pasa con este disco, hecho en circunstancias diferentes a las de los anteriores: es la primera vez que trabajan con una disquera independiente (Hopeless), además de que su productor aquí es nada más y nada menos que Mike Sapone, el hombre detrás del sonido de toda la vida de Brand New (quienes, por cierto, estarán de gira este año con TBS). Por cierto, este álbum es el tercero que reúne la alineación original de TBS, cosa que nadie imaginó que podría volver a pasar después de los descontentos entre Nolan (voces y guitarras) y Cooper (bajista).
De principio a fin, TBS relata de nuevo un amor fallido. ¿La diferencia? Ni ellos, ni sus fans (al menos aquellos que los han seguido desde el inicio) siguen siendo adolescentes: Ambos han crecido y experimentado los sinsabores de las relaciones interpersonales; intentar, fallar, dedicarse enteramente a algo que no tendría buen final, y saber dejar ir como cualquier adulto debería: con contundencia.
Y precisamente es esa la palabra que define a esta nueva producción. And if you should run away / I Would save your place/So you can go if you want to/I wouldn’t try and stop you… Boom. Quizá Happiness Is no tenga gran reconocimiento entre una carrera ya larga (desde 2002), pero lo que debe admitirse es que no es un mal disco: Está bien hecho de principio a fin, y sobre todo, a pesar de remontarse a los días de punk-rock de tintes adolescentes y depresivos, ellos suenan tal y como cualquier banda debería: maduros sonora y líricamente.
Tracks destacados: “Flicker”, “Fade Beat Up Car”, “All The Way”, “Better Homes And Gardens”.
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