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Trudy And The Romance

April 24, 2017

TRUDY AND THE ROMANCEESTEBAN CISNEROS

Hace ya algunos años, un amigo hacía recopilaciones en cassette que titulaba Nice Names. Lindos nombres. Las regalaba y por ahí tengo un par. El común denominador de los grupos era que todos tenían nice names –pero también hacían gran ruido. Como Trudy And The Romance, el grupo de rock de guitarras inglés más emocionante del momento.

El trío pasó, tras su formación, por Sheffield y Leeds pero se afincó en Liverpool. Y los aires, el agua, el ambiente o tal vez la siempre-dispersa-aunque-también-siempre-propositiva-escena del Merseyside les hizo bien. Vaya que sí. Con apenas unos años –con, eso sí, un calendario repleto, que se nota bien en su cohesión como grupo– suena tremendo. Ruido, melodía, guitarras y juerga: así es el rock’n’roll de hoy y de siempre.

 

 

 

La música de Trudy And The Romance es justo eso. Ellos le llaman 50’s mutant pop por sus claras referencias al doo-wop, al primer rock’n’roll, a Elvis.

Pero no se crea que estos andan de tupé y trajes coordinados a lo Sha-Na-Na; lo de ellos no es el revival. Eso sí, la etiqueta “mutante” va muy bien porque son como un hijo magnífico y deforme de esa música que, gracias a chavales como estos, se aún niega a incrustarse en un museo para su contemplación.

Falta añadir a la ecuación un mucho de Jonathan Richman y un mucho de indie clase ’86 (de esa que venía en cassettes que pasaban de mano en mano, justamente). La resultante es fantástica, brillante y refrescante (sí, hay que usar este adjetivo aquí).

 

 

Y prolíficos son. Aunque aún les falta un LP (que, suponemos, llegará muy pronto) han lanzado ya varios singles muy en el espíritu clásico que encarnan: primero la canción de tres o cuatro minutos, la que atrapa al público, la que hace que las chicas giren; ya luego vendrán los discos largos –ese formato que a veces parece dictatorial.

 

 

Esta es música para destapar una birra (o dos o tres), para soltarse el pelo y bailar y divertirse. Y cantar aunque los pulmones acaben escupidos en el suelo. Oliver Taylor, Lewis Rollinson y Brad Mullins (sí, es mejor llamarles Trudy, su nombre colectivo) tienen oficio y tienen corazón.

Su sonido desenvuelto y garajero les ha ganado comparaciones con algunas lumbreras de la música de guitarras de inicios de siglo (ejem, los Libertines, por ejemplo) pero estos se tratan claramente de otra cosa. Se nota desde la estética de VHS de sus vídeos –algunos son, de hecho, collages de grabaciones caseras de sus infancias. Pero, eso sí, son también unos románticos y el nombre les delata.

 

 

Lo que grupos como Trudy And The Romance siguen comprobando es que para hacer música importante hay que tomarse en serio la música y no tanto a uno mismo. No se trata de ser profundos, elusivos o pomposos sólo porque sí; esta música es de cuatro acordes, ritmo, melodía y ruido. La trascendencia a veces está en la posibilidad de raspar las suelas por una buena canción. Rawk!

 

C/S.

 

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Filed Under: Internacional, Reporte UK Tagged With: Liverpool, rock, Trudy And The Romance, UK

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