MARÍA MERIOMA • Lejos de complacer, esta banda madrileña nos muestra una cara sin afeites y con resaca de tiempos felices.
Si hay historias que valga la pena contar, la de los inicios de esta banda madrileña es una de ellas: El cantante y guitarrista (Leopoldo Mateos) y el batería (Felipe Salazar) se encuentran con el bajista (Daniel Asúa) en un canal de TV de tarot, como parte del equipo de realización y así nace la banda.
La segunda parte de la historia la marcan cuatro temas, un concurso y un premio en 2002. Nudozurdo resultaron ganadores de la segunda edición del concurso de maquetas (demos) Popzuelo, del que surgió su primer álbum homónimo de nueve canciones y el videoclip de la canción “Utilízame”.
A lo largo de su trayectoria, Nudozurdo se ha mantenido en una envoltura de ritmos sombríos y palabras tajantes; no llegan para complacer, sino para decirnos la verdad y mostrar una cara sin afeites y con resaca de tiempos felices.
Crean una atmósfera musical que combina perfectamente con la emoción de quienes no soportan estas fiestas decembrinas o las decoran con palabras como: melancolía, rabia, nostalgia, dolor e, incluso, apatía. (Los que busquen un clima de amor y esperanza para ir con los preceptos de la Navidad, deben ir a otra parte).
“Ha sido divertido”:
Su segundo trabajo, Sintética (2005) es para muchos el mejor de Nudozurdo. Y si Tara Motor Hembra (2011) no logró superarlo es sólo porque el listón lo habían puesto muy alto; mantuvo su amargura y un sonido sólido y bien logrado, pero sus mejores temas son los que dan continuidad al sonido de Sintética.
“Prueba/Error”:
Pocos medios mexicanos lo registraron, pero en 2010 la banda visitó la Ciudad de México, como parte de la gira Sounds From Spain, junto con artistas como La Habitación Roja y Alondra Bentley.
En abril de 2013 dieron una sorpresa con un disco en acústico. Una nueva forma de explorar su recorrido con aquellos que los han venido escuchando. Se reencuentran con canciones que se han vuelto hitos de su historia; vuelven sus temas más maleables y capaces de expresarse con ecos aún más bajos o, si se puede, emocionantes.
Llegar al Acústico en un primer acercamiento es como besar apasionadamente a un extraño que camina por la calle… es tan íntimo que no es el disco al cual acercarse sin conocer previamente a la banda y haberse encariñado con su dolor.
“Mil espejos”:
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