MARÍA MERIOMA • La banda mallorquina, que presentamos en esta sección hace algunas semanas, nos concedió una entrevista en Madrid, un día antes de volar al continente americano.
Sentados alrededor de la mesa con unas “cañas” y un refresco de cola, hablamos de todo un poco con Luis Alberto, empezando con la pregunta de rigor en este caso:
¿Se puede decir que L.A. eres solo tú o un conjunto?
Luis Alberto: En principio soy yo haciendo canciones y sacando ideas para hacer música. La historia es que de un tiempo a esta parte la formación de la banda es siempre la misma, porque hemos encontrado un equilibrio y nos llevamos perfectamente… Muchas veces aparecemos como banda y otras aparezco en las fotos o hago yo solo las entrevistas.
Digamos que yo soy el que me como todos los marrones y el resto están en los conciertos, ensayan y están ahí siempre, pero la idea es que soy yo haciendo música. Empecé con esto bastante antes de conocerlos y de meterlos en la banda. Es un poco el concepto de Beck, por ejemplo, que siempre lleva la misma formación, pero el que lleva la voz cantante es el que tiene el nombre.
Seguramente ya te han preguntado: ¿eres consciente de lo difícil que…
(interrumpe) ¿Que es encontrar a L.A. en internet? (risas). Sí, es así desde que apareció internet. El nombre yo lo uso desde que era pequeño y grababa casetes… y para no poner “Luis Alberto demos” ponía “L. A. demos”. Además hice lo de L. A. como pasatiempo alternativo a mis bandas, o a mis proyectos madre en los que tocaba la batería. L. A. era un entretenimiento, así que el nombre se quedó así, porque no concibo esto de otro nombre… Aunque lo cambiaría por mucho dinero, pero no es el caso (tono irónico).
Hay una ruptura de pareja que te marcó para comenzar a escribir, aunque la línea de L.A. permanece ahí. ¿has encontrado alguna respuesta?
Sí, la encontré pronto. No sé qué oí el otro día sobre que no todos los dolores son eternos, sino que te acostumbras a vivir con ellos. Y eso no fue más que una ruptura sentimental, nada de lo que no te puedas recomponer en la vida. Me pilló en un momento en el que yo estaba escribiendo el disco, estábamos grabando en el estudio sumergidos en la grabación y obviamente me afectó; llegaba hecho una mierda, grababa igual y todo eso se transmite. No somos máquinas, somos entes que generan sensaciones y yo las que genero lo hago con una guitarra y mi voz.
Encontré a la mujer de mi vida después y he pasado otras muchas tormentas y mis canciones transmiten ese sentimiento: tormentas reales de dolor, de problemas sentimentales, de pérdidas de familiares de amigos y demás dolores que no puedo evitar transmitir, tengo que extirparlos de alguna manera. De hecho, eso le dio título al disco Heavenly Hell, porque estaba viviendo una experiencia maravillosa como grabar un disco en unas circusntancias que para mí eran impensables…
¿Y Dualize?
Es otra historia; es un disco que llega en un momento en el que tengo una bifurcación en mi vida en todos los aspectos. Separarme de mi entorno porque fue un año en el que viajamos mucho y estábamos “dualizando” nuestro espacio, así que ya no concebía el disco con otro nombre. Es una palabra que no existe, pero creo que todo el mundo la pilla; “el acto de dualizar”, estar en dos sitios a la vez.
Hace dos años viajaron a México y abrieron un concierto para Franz Ferdinand. ¿Cómo recuerdas esa experiencia?
Eso fue un shock; fue el primer show que hacíamos a 14,000 kilómetros de casa… eso estaba lleno y nos sentimos como Los Beatles en el Shea Stadium. fue una auténtica locura. Hay una anécdota muy graciosa: Venía un fotógrafo con nosotros, de España, y como minutos antes de salir siempre alguien sale a colocar los set lists en el suelo, se los dimos a él, y cuando salió con la cinta americana (masking tape) con la sala a oscuras, al verlo subir al escenario aquello se caía de tantos gritos y él sudaba… entró blanco, nos miró y dijo: “creo que están preparados”.
¿Qué les llamó la atención de México en aquella primera visita?
Para nosotros fue muy curioso llegar a un sitio que no conoces y ver no sólo el ambiente, sino la cantidad de bandas… Conocimos a Apolo e hicimos muy buenas migas con Zurdok; hablando con ellos, nos fuimos a un garito y de carambola tocamos en un sitio para muy poca gente.
Te das cuenta de la cantidad de cosas que tenemos en común, viviendo a tantos kilómetros de distancia. De la cantidad de bandas que hay, que flipas y dices “wow, vaya nivel que hay aquí”. No teníamos ni idea, sabes que hay muchas bandas; obviamente conocemos a Molotov y demás, pero no profundizas en la escena. En esta ocasión en el Vive Latino, me apetece pasearme por los escenarios porque sé que hay mogollón de bandas locales; me apetece ir a ver qué pasa y dejarme sorprender. Yo creo que es lo más bonito de todo.
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