JUAN SEBASTIAN JARAMILLO
La puesta en escena de una banda es, sin duda, uno de esos aspectos que pueden hacer que alguien se enamore o tome distancia de un proyecto musical. Poca interacción entre los integrantes y el público, mala calidad al interpretar un instrumento y actitudes hostiles o de desgano son algunos aspectos que pueden tornar un concierto en una experiencia desaliñada.
Aunque ese no es el caso de Lika Nova, una nueva propuesta bogotana a la que la buena química de sus integrantes le ha ayudado a consolidar una puesta en escena acogedora que los conecta fácilmente con el público y que crea una comunión difícil de ver en otros actos en vivo.
Provenientes de dos bandas de colegio incompletas, Levy y Josué Bessolo (bajista y baterista), David Useche (teclados), Brian Coronado (guitarra) y Luis Rojas (voz) lograron consolidar un proyecto que en pocos años se ha abierto un espacio en la escena alternativa colombiana y que logró darle cierta frescura al rock emergente que estaba cayendo en una constante repetición de estilos ya vistos en bandas de más recorrido como Árbol de Ojos, Bomba Estéreo y Esteman, entre otras.
Lika Nova llegó por primera vez a nuestros oídos en 2016 cuando fueron elegidos, gracias a la convocatoria ‘Yo creo en lo de acá’, como la banda de apertura de la primera edición de ‘Grito de Independencia’, donde se presentarían junto a Diamante Eléctrico y Telebit.
Con un show corto pero lleno de energía comenzó el camino de esta banda que entraría al estudio para grabar su primer larga duración de la mano de Daniel Chamorro y Felipe Rondón, ambos integrantes de Telebit.
Luego de presentarnos “Gravedad” y “Pólvora” como primeros adelantos en estudio, llegó el momento de lanzarse al ruedo con un disco completo en el que lograrían explorar con éxito diversas facetas de la agrupación. Sangre de Prófugo (2017) es la muestra de que el respeto a los procesos, el amor y la entrega por un concepto pueden consolidar un producto sólido, auténtico y con proyección.
A pesar de tener una línea común marcada por la precisión de la batería, las atmósferas enrarecidas de los teclados y las guitarras, sumada a la potente voz de Luis Rojas, el disco se divide en diferentes etapas que destacan la versatilidad de los músicos de Lika Nova.
Sangre de Prófugo abre con una canción homónima que, junto con “Veneno”, muestran la faceta más bailable de la agrupación, donde experimentan con diversas sonoridades en las que destacan elementos del funk y el electro-pop.
“Cicatriz” es, a su vez, la muestra de que a pesar de la constante experimentación con el pop la banda puede lograr descargas potentes donde el rock n’ roll es protagonista. Esto se refuerza en “Vampiros” y “Espiral”, dos canciones donde la guitarra pasa a un primer plano y le da a la banda su versión más enérgica.
Pero la etapa que más predomina en el disco se ve representada en “Desaparece”, “No Le Temo A Nada”, “Perseide” y “Errante Espacial”, donde Lika Nova logra un sonido pop-rock equilibrado y sus letras alcanzan su tinte más profundo y contemplativo.
Un poco más de tres años le han bastado a Lika Nova para enseñarle a una gran cantidad de bandas emergentes (e incluso con gran recorrido) que la madurez musical va más allá de la edad y que el respeto y la entrega, con la escena y con el propio proyecto, son las mejores herramientas para hacerse un camino en la música.