NICO GONZALEZ
Como todos los años, durante 2015 han salido muy buenos discos. Pero hoy hablaremos del que para mí fue “el disco del año”. Gracias a la desvalorización de la objetividad periodística puedo argumentar que para tomar la decisión he tenido en cuenta tres aspectos: mi gusto personal, mi gusto personal y mi gusto personal.
Pablo Neptuno me sorprendió a finales de septiembre cuando publicó de la nada en la red Licenciado en Administración, un disco que tiene TODO lo que busco en un proyecto musical contemporáneo. Es pop, es fresco, tiene sentido del humor, es melancólico, posee romance y melodrama y, sobre todo, está en sintonía con las corrientes más actuales de la indietronica.
Pero más allá del sentido del humor y del aspecto de ser un disco de bedroom pop, Licenciado en Administración es un disco serio que tiene como eje un tópico puntual: la pérdida del tiempo, que no es lo mismo que el paso del tiempo. El paso del tiempo es inevitable, y en cierta forma es hasta una bendición, en cambio perderlo es una decisión muy íntima, que puede ser consciente o inconsciente, pero siempre dolorosa cuando uno se percata de que sucedió. Perdí el tiempo, ¿y ahora qué?
Pablo Neptuno – Licenciado en Administración (Independiente, 2015)
Licenciado en Administración es un retrato que a su vez se compone de distintos retratos y de distintas formas. Se pierde el tiempo, pero no de manera monótona. Pablo Neptuno hace música con pretensiones, que no es lo mismo que hacer música pretenciosa, y eso me ha parecido sumamente interesante.
Además, hay tracks en español y en inglés, porque la pérdida del tiempo es universal. Cuando lo escucho pienso que el rock existe porque hay gente que insiste en expandir los bordes, que siempre intenta incorporar algo más, y que encuentra la forma de decir algo, aunque sea algo que todos ya sabemos. En Pablo Neptuno conviven el noise, la balada, el folk, el vaporwave, el hip-hop, la canción melodramática, el fútbol, la televisión y hasta el latin jazz.
No sé si es el mejor o el peor, pero es “mi” disco argentino del año.
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