NICO GONZALEZ
El ascenso del sabor latino, el apogeo de la región latinoamericana como polo de producción pop y el foco de cada vez más medios (ya no tan independientes) ubicados en artistas del “tercer mundo”, serían la respuesta a una búsqueda de renovación en géneros estancados desde hace décadas como el rock, pero también en el consumo de las personas, que ya no encuentran satisfacción en el mainstream.
Con ese marco de latinización del pop, Argentina está viendo cada vez más proyectos que giran en dirección al ritmo, por sobre las melodías. Es verdad, esto tampoco es nuevo. Ya en los ochenta el new romantic incluyó toques de la región, como bien ejemplifica Culture Club, que incorporaba toques de calypso, salsa y reggae. Sin embargo este furor (?) actual va más por el lado selvático, e insisto, rítmico.
Hace unos días vio la luz TOROPIKARU, el quinto disco de Daddy Rocks, trío de la ciudad de Rosario que se viene moviendo hace varios años y que ha lanzado grandes tracks que van del technopop al postpunk y del indie al noise pop. Acordes a la tradición imperante en la Argentina, el grupo siempre utilizó un enfoque anglosajón en su música, el cual acaba de quebrarse con la edición de este nuevo disco.
Daddy Rocks – Ah re que <3 (Disco de reversiones propias, 2015)
Si bien el abordaje sigue siendo de tipo europeo, y las canciones aún mantienen la estructura pop clásica de estrofa-estrofa-estribillo-puente-estrofa-estribillo, es más que notable la penetración de elementos sudacas en el disco, el cual fue lanzado vía Polvo Bureau, sello rosarino que hace apenas unas semanas nos conquistaba con el lanzamiento de Heridas.
Lo más interesante del material es esa unión entre indiepop con gusto a Hawai, muy palpable en temas como “¿Quién nos salvará?” y “Tirando Rayos”; un aire de western (“Tierras extrañas”) y un pop clásico de los ochenta (“En el ritual”), pero sin caer en la obviedad de la cumbia electrónica.
Por lo demás, se puede decir que es un disco divertido, como los anteriores del grupo, apto para bailar y moverse en estados de alteración de la conciencia, aunque también es disfrutable para “escuchar en serio” y sorprenderse con letras ácidas y planteos superinteligentes.
Daddy Rocks – Tropikaru (Polvo Bureau, 2016)