ALEJANDRA CHAVARRÍA
La banda deja claro que aún tiene mucho que explorar.
Tras el éxito del disco Sí, yo Soy y del EP Los Salvajes, el segundo larga duración del quinteto vislumbra una faceta contundente en su carrera.
Mucho se les comparó desde el principio con sus contemporáneos Enjambre; sin embargo, en esta grabación se nota el deseo de reinventarse y de dejar atrás esa referencia –a pesar de que, paradójicamente, el disco lo produzca Julián Navejas, de dicha agrupación– para finalmente buscar un lugar mucho más notorio en el rock mexicano.
Días de Fuego da la impresión de una mayor cohesión musical, donde definen su sonido y lo llevan a nuevos horizontes. Pero eso no significa que hayan dejado atrás la melancolía y la nostalgia. Es divertido, sí, pero detrás de esos sonidos que hacen mover la cabeza y seguir el ritmo, hay una fuerte carga emocional: rupturas, desamor, ilusiones perdidas, desconfianza, celos.
La influencia ochentera no se puede negar. El sintetizador coquetea con los sonidos que inmortalizó New Order y por momentos hasta se nota un sonido sombrío, en modo Joy Division. Los coros son pegajosos y las guitarras muy a la Albert Hammond Jr.
Las letras, con el sello peculiar de la banda, siguen haciendo pensar que si Morrissey, José José y Luis Miguel se conocieran, pasaría algo como esto. Todas esas referencias icónicas poco a poco le han dado forma al sonido de Odisseo. Y si bien predominan los referentes musicales, también hay que destacar la experimentación y tratamiento con diversos ritmos.
Se trata de once canciones que ideales para remontarse a otras épocas –los cincuentas, los ochentas o incluso la década pasada–; y es que Odisseo suena a recuerdos en Días de Fuego. Una producción que parece un cúmulo de influencias que poco a poco determinan hacia dónde va su sonido.
Un disco que recuerda que es posible crear rock con tintes de pop, sin llegar a ser insulso. Una grabación que claro, es para sus seguidores, pero también para quienes creyeron que la banda se estancaría en la monotonía. Ahora queda claro que Odisseo tiene mucho por explorar.
–