MAURICIO “MICRO” ESPARZA OTEO
El 18 de abril fui invitado por un tal Dave Eme a Cholula, Puebla. Esto para presentar mi libro Casi Todo lo que Sé Acerca del Vinyl, como pretexto del Record Store Day.
Así que desde la mañana pasé por Jorge “Negro” Hipólito, quien a su vez invitó a su amiga Diana. Listos para convivir todo el día y recibir de lleno el RSD, nuestra primera parada fueron las tiendas que están por Álvaro Obregón: Discos Mono, Retroactivo y La Roma Records. También queríamos ir a Discoteca, Música en Vinyl y Carcoma… Pero teníamos el tiempo encima.
Llegamos a Cholula como a las 2, concretamente a Casa Nueve, el restaurante que nos había invitado. Ahí finalmente conocí a Dave Eme. Y ahí mismo, en Cholula, había una tienda de discos que me interesaba mucho conocer: DiscoFrenia, a donde llegamos y vimos la gran celebración que tenían con un DJ con un set de reggae, bebidas y la calle llena… La pura buena onda.
Después de la presentación de mi libro tocó una nueva banda local, llamada Flodhäst, de la cual yo no sabía nada, por lo que no tenía expectativas. Lo primero que me sorprendió fue que el tal Dave Eme era el guitarrista (la banda se completa con Zury en el bajo, Pina en guitarras y Rob en la batería).
Flodhäst captó mi atención desde los primeros acordes, porque tienen una fuerza especial. Parecían un tanto extraños, muy indie pero con carácter. Me recordaron al sonido de Broken Social Scene, una banda que yo adoro, pero con un concepto de melancolía muy marcado. No era cualquier cosa.
Comenzaron con el tema “Castor”, que tiene cambios de emociones muy drásticos de la pasividad al ruido casi incontrolado, lo cual me produjo un sentimiento bipolar, como de rompimiento de la personalidad, ya que esos tipos se veían muy tranquilos pero eran capaces de entrar en crisis y explotar en cualquier momento.
Primero pensé que había sido una excelente idea que comenzaran con una canción instrumental, pero después, cuando ya quería escuchar la voz para terminar de entender, me fue cayendo el veinte de que son una banda instrumental, y que su habilidad consiste en que logran seducirte y llevarte por pasajes que remiten a literatura o a imágenes cinematográficas.
Todo eso está plasmado en su primer EP, llamado Caballo de Río, donde presentan fotos en blanco y negro, con imágenes un tanto ambiguas, oscuras y fuera de foco que encajan perfectamente con el concepto instrumental, con el territorio de lo que no está narrado textualmente, sino planteado en contextos abstractos. Esto acompañado por un logotipo de trazo inseguro e inclinado hacia la izquierda, seguramente escrito por ese tipo callado y retraído al que aparentemente le cuesta trabajo expresarse, pero que en cualquier momento explota con su música.
Después me explicó el Negro, que el tal Dave Eme y Zury fueron integrantes de Renoh, una banda de la que él fue manager y a la que yo conocía, aunque curiosamente nunca escuché. Oí hablar mucho de ella porque ganaron un concurso de rock y porque fueron producidos por Joselo Rangel. Incluso llegué a ir un par de veces al estudio de grabación de los Tacubos, mientras Renoh grababan su único álbum.
Así que me fui de Puebla con dos asuntos pendientes: escuchar finalmente el disco de Renoh, del que tengo ahora más curiosidad después de la experiencia con Flodhäst, y regresar con más calma a Cholula, que es un lugar increíble.
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