PABLO ISLAS • Si eres fan de los Strokes y esperas encontrar la misma receta, ni lo intentes.
Desde su aparición, The Strokes se convirtieron en una revelación: traían una nueva bocanada de frescura a una muy aletargada escena musical. Y su música fue devorada de inmediato por milones de fans.
Sin embargo, con el paso de los años se fueron atascando en una serie de contratiempos y cargando pesados lastres. Para muestra, su álbum Comedown Machine (2013) que no tenía ni portada, lo que demostraba el enorme peso que la banda cargaba y los problemas con su compañía disquera.
Quizá por ello, los integrantes de la banda comenzaron diversos proyectos alternos, destacando en el 2009 el debut de Julian Casablancas, Phrazes For The Young, que dejó aún más confundido a más de uno, ya que se separaba del sonido tradicional de su banda. En 2014 se cruzaron diversas informaciones en las que se afirmaba que Casablancas ya no disfrutaba de tocar con los Strokes, aunque a los pocos días se dijo que no, que se “había malinterpretado la información”.
Así que enmedio de esta controversia aparece Tyranny, el regreso de Casablancas como solista, ahora acompañado de una banda llamada The Voidz. Y si alguien se encontraba desconcertado por su sonido como solista, ahora lo estará más, ya que el músico ahora toma una ruta mucho más experimental que comprende lo mismo voces distorsionadas que sonidos de teclados.
Si eres fan de los Strokes y esperas encontrar una receta parecida al sonido de la banda, mejor no te acerques a este material. Lo recomendable es verlos realmente por separado. Es cierto que Julian pone toda su experiencia en la creación de este nuevo material, además de que demuestra que es un músico que va más allá de lo que ha propuesto con los Strokes.
La propuesta sonora comienza con la enigmática “Take Me In Your Army” y de no ser porque el nombre de Julian aparece en la portada, no lo creerías. Aquí hay un sonido oscuro, repetitivo e hipnótico. “Crunch Punch” parece salida de la banda sonora de un videojuego; es dinámica y directa, pero elaborada. Y aquí ya comenzamos a reconocer los gritos tradicionales de Casablancas.
En “M.Utually A.Ssured D.Estruction” aparecen dos elementos contrastantes: guitarras distorsionadas a tope y un teclado sacado de una película de terror, creando un ambiente saturado sobre el que casablancas frasea más que cantar. “Human Sadness” parece sacada de una película de Tim Burton y con sus más de diez minutos es un paseo por un experimento sonoro, como si tratara de narrar lo ocurrido en un sueño.
“Where No Eagles Fly” es más punky, dominada por el riff del bajo y la saturada voz de Casablancas y nos prepara para otro paseo sonoro, ahora con “Father Electricity”, que con sus siete minutos de duración, ahora es dominada por las percusiones. Si hablábamos de que la música tenía tonalidades de videojuego, “Nintendo Blood” nos lo confirma desde el título. Y así, saltando de track en track, parece que saltamos de un nivel a otro en una consola de juegos.
La lección que nos deja Phazes For The Young es que nunca debemos encasillar a un artista en un género; es más, en ningún grupo. Cuando hay talento, da para muchos facetas, prueba de ello es Julian Casablancas, quien con este material toma muchos riesgos, pero al final descubre nuevos caminos, sale bien librado, y nos deja con la boca abierta.
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