CRISTHIAN SILIS
Sebastián Litmanovich lo hace de nuevo. Y aunque pueda parecer un cliché, no lo es.
Hace dos años, el argentino repatriado en España sorprendió a muchos con su placa anterior, Florianópolis. Sin embargo, ahora pareciera llegar a un punto más alto, con letras románticas y un sonido pop de arreglos finos.
Al parecer, esta vez Litmanovich se insipiró en la música que se escuchaba en casa de sus padres; todos esos baladistas que quizá en su momento no supimos apreciar, pero que con el paso del tiempo les fuimos agarrando gusto o simplemente sus canciones nos remontan a esa época en la que nuestro mundo parecía más sencillo.
Quizá para las nuevas generaciones esos estilos sean ajenos, pero este disco puede ser una gran puerta de entrada hacia esos viajes sonoros en el tiempo, cuyas referencias podrían resultar kitsch para muchos, pero en definitiva esa palabra no tiene cabida en este material.
El primer sencillo “Mimosa”, es una canción fantástica, cuyo un sonido fino te va atrapando en cada segundo, mientras que “Espejos”, con la colaboración de Linda Mirada, es una obra maestra que tiene cadencia, y arreglos sencillos pero fantásticos. Me atrevo a decir que por aquí va el siguiente paso en la evolución del pop.
“Hipnotizado” te embriaga con su sensualidad, por lo que puedes cerrar los ojos y contonear el cuerpo mientras te lleva a un día soleado. “Manipulador” es una de esas baladas con aire setentero cuya esencia se siente mientras reza: “Soy una distracción, entre frecuencias por sorpresa sonaré y antes que te des cuenta moverás tus pies que ahora bailan al ritmo de mi canción”.
“Tanto Tiempo” tiene un aire latino y una finura que también lo hacen un candidato a sencillo y a uno que otro remix, mientras que “El Amor” te invita a disfrazarte de Tony Manero y sacar tus pasos sexys. Le sigue “Nube de Deseo”, quizá la canción más floja del disco, aunque vuelve a remontar con “Besos”, que es quizá la canción definitiva del disco y probablemente una de las mejores que el argentino ha firmado.
Por su parte, “Sin Control” bien bien podía haber sido parte del mencionado Florianópolis, mientras que “Cariño” es de esos tracks que a primera escucha se te quedan, por lo que seguro pasará la prueba del tiempo y sonara fresca dentro de algunos años. Finalmente, “Gran Dolor” es una canción desgarradora que seguro enganchará a tus padres y les recordará a los baladistas del ayer.
Yo pondría a este disco entre los mejores de 2016, además de que esta Navidad puede ser un gran regalo para esa tía que te cae bien y cuyos discos de Leonardo Favio ya te sabes de principio a fin.
En definitiva, un disco genial.