MARÍA MERIOMA • Ritmos para no pensar; un pop que ya escuchaste muchas veces.
Aunque quise acercarme con otra escucha a este álbum no podía dejar de pensar que su líder es un gran productor, Danger Mouse (Brian Joseph Burton), quien además de haber logrado maravillas para The Black Keys o Gnarls Barkley experimentó mezclando el álbum blanco de The Beatles con el negro de Jay Z. En definitiva: un músico que para encontrar el gris es capaz de viajar del rock n’ roll al rap en un click.
Hay rastros de una gran producción en este LP. Lo que pasa es que la nostalgia por los años ochenta sigue llenando las salas de grabación… y eso que hace unos años se decía que estéticamente habían sido los peores.
Este álbum me hace pensar ¿qué reversiones de los noventas vienen en los próximos años? Aunque no es música para reflexionar, sino ritmos para no pensar; un pop que ya escuchamos muchas veces… no disgusta, no es malo, pero está falto de innovación al cien por ciento.
Es una ola sumergida en los ochenta, cuando el “disco” recién pasaba de moda. En eso Broken Bells son fieles desde su primer album (que fue mejor que este) y lo cumplen al pie de la letra; son parte de un revival ¿zombie? Quizá porque los zombies están de moda.
El sencillo elegido no fue un nombre al azar y lo anterior lo justifica. Hay buenos temas que tienen aires de otros tiempos o lugares. “Holding on for Life” tiene guiños de lo que hace Calexico pero con unas pretendidas voces a los Bee Gees. “Leave it Alone” despide un olor a heno puro de country conservado para otras épocas y por último, si a “No Matter What You’re Told” le pusiéramos la voz de Dan Quine Auerbach bien podría ser una de las canciones de El Camino (The Black Keys).
After the Disco es un álbum que estaría dispuesta a escuchar en el metro y a poner de fondo charlando con alguien en casa; pero no pasa de ahí. Me acostumbré a él, es bastante fácil. A la quinta vez de escucharlo hasta comencé a hallarle cierto gusto.
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