
El michoacano corona 15 años de actividad musical o de lo que él define como “música libidinosa”, con este puñado de canciones en las que afianza los que parecen ser dos de sus principales intereses: la balada azotada, bohemia o nocturna y algunos arreglos en la guitarra eléctrica que le aportan un toque rockero a su obra, sin abandonar ese terreno de lo íntimo que tan bien se le da.
De esta producción destacan piezas como “Sin querer”, “Primer millón” y “Dorado”, con un sonido decididamente retro, mientras que en canciones como “Adrenalina”, se avienta una especie de vals para bailar con o sin la persona amada, pero con vaso de licor en la mano y decididos a enfrentar con la frente en alto las largas horas de la madrugada.
Por momentos recuerda a cantautores como Chetes, León Larregui e incluso al Odisseo de la primera etapa, cuando decidieron poner un pie precisamente en el terreno de la canción romántica.
A juzgar por como se ha venido desarrollando su historia, parece que el músico sabe cómo guiar su carrera y seguramente llegará más lejos… Si no se la cree.
@djconchaytoro