MARÍA MERIOMA
Las mañanas de hace un año despertábamos casi sin querer salir de la tienda de campaña por el aguacero que esperaba afuera. Estos días el sol nos expulsa de nuestras viviendas temporales si no hay un árbol cerca que haga un poco de sombra.
Aproximadamente a las 8:00 AM comenzamos a cocinarnos al vapor lentamente, hasta que a las 9:00 el instinto de supervivencia supera el cansancio del día anterior y hace que todos salgamos en estampida.
Pero los cálculos de asistencia (que aún no tenemos nada oficial) no nos han impedido dejarnos llevar por la magia que envolvió ayer a Sziget. El segundo día de festival respiró agitadamente pero en medio de una atmósfera que nos recuerda por qué vale la pena esperar y desear, como si de navidad se tratase, a que esta segunda semana de agosto en Budapest ocurra.
Las actividades matutinas no fueron el plato del día. De hecho, salvo algún paseo por la zona frente al World Stage, que abre el miércoles, para ver de casualidad gente practicando capoeira o pasar por la zona de diseño no hubo nada especialmente destacable. También es que había que estar más o menos temprano preparados para ver a Babylon Circus, que estrenaron el A38 (escenario secundario cerrado) este año.
Pese a la hora en la que estaban programados, la fusión de chanson française con reagge, swing, ska, rock y, casi todo lo que quepa en la imaginación, de Babylon Circus hizo que el A38 tuviera una audiencia considerable… tal vez por eso es su cuarta vez en el festival, porque saben cómo animar y hacer que la gente disfrute incluso después de la comida del segundo día de Sziget.
La fiesta del día fue la de pompas de jabón, como siempre a las 19:00 en el escenario principal. Suele ser muy bonita pero su proveedor de botes de jabón este año les falló totalmente; salen mejores en una bañera o lavando la ropa que lo que pudimos ver ayer.
En este punto las cosas comienzan a complicarse y desear ver un show completo es común pero casi imposible. Ayer se cruzaban dos especialmente importantes en los escenarios grandes: Florence + The Machine a las 21:30 en el Main Stage y a las 22:00 Future Islands en el A38. ¿Por cuál decidirse? La respuesta fue aprovechar esa media hora de diferencia entre uno y otro, pero solo lo complicó más porque después de escuchar unos cuantos minutos de la británica te atrapaba para no dejarte ir por nada del mundo.
Florence + The Machine fue el mejor concierto de toda la jornada. Desde que ella apareció en el escenario vestida de blanco y sin zapatos cantando “What the Water Gave Me” todo fue emoción y brillo (sobre todo por la escarcha que caía en el escenario), y después de “Ship to Wreck”, la segunda canción, ya se había ganado a todos los que estaban ahí para verla –bastante menos que el lunes con Robbie Williams.
Fue descorazonador tener que dejar a Florence pero bien recompensado con la fantástica presentación de los estadounidenses Future Islands. La voz de Samuel T. Herring se escuchaba por encima de todo desde afuera de esta carpa y entre “Dove”, “Seasons” y “Vireo’s Eye”, tema con el que cerraron, entremezclaron la pena de haber dejado el otro concierto con la fortuna de poder verlos a ellos. Tal cual, la voz gutural de Herring se mezcla con el electropop de su banda.
Después llegó el momento de Jungle, casi a la media noche. Corrimos gran parte del día de un lado a otro (aunque no se lea) y comenzaba a dolernos casi todo. El remedio a esto fueron los británicos que no solo hicieron que se nos olvidara eso sino que llevaron a la noche a otro nivel.
Ellos no solo comentaron un par de veces lo importante que es estar en Sziget sino que canción tras canción iban dando cada vez más, en un concierto in crecendo que nos elevó con “Platoon” (primer tema) y nos hizo explotar con “Busy Earning”.
DATO DEL DÍA
Una húngara me contó hace ya un tiempo que los oriundos del país no solían ir a Sziget porque es un festival muy caro para ellos (y en términos generales uno de los más baratos si solo se piensa en lo que cuestan los abonos de cinco y siete días). Ayer me comentaba un holandés que se sentía un poco extraño porque ya no escuchaba hablar su lengua en todas partes, como sucedió cuando menos en los cinco años anteriores… Pero eso sí, ya se ven más húngaros que otros años.
Lo anterior es cierto y es bastante agradable encontrarse con gente del lugar y saber que este festival no es una mera atracción turística. Este año hay más gente de Hungría en Sziget entre el público. Puede que la cantidad de holandeses haya disminuido un poco respecto al año pasado en el que daba la sensación de estar en Ámsterdam y no en Budapest, pero sigue habiendo un número considerable de gente de los Países Bajos. Eso sí, han aumentado los británicos, rusos, españoles y espero pronto confirmar si también los latinoamericanos. Aunque ya me he encontrado con algunas banderas de Colombia, escuchado acento argentino y hablado con algunos venezolanos.
¿Te estás perdiendo el festival Sziget? Puedes verlo en streaming del 10 al 17 de agosto por www.lapoplife.com
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