En lugar de guardar minutos de silencio por su partida, le rendimos homenaje escuchándolo.
POLA THRACE
“RIP Robert Young. Uno de los mejores, de los más hermosos, quien ERA el rock n’ roll. Mucho amor, hermano, haz que se la pasen bien del otro lado”, tuiteó el escritor Irvine Welsh esa mañana, y así fue como nos enteramos de la muerte de “Throb”, el guitarrista original de Primal Scream. Poco tiempo después, el agente de Young confirmó la noticia
El mismo Irvine Welsh dice a menudo que la música es como una droga. Sí, vuelves y vuelves a los mismos sonidos. Te hacen sentir bien, te sacan de la realidad, anticipas el momento del track que sabes te hará visitar las nubes…
Y mientras hay drogas que la primera vez ni te gustan, nomás las pruebas por convivir, pero te van ganando poco a poco. Existen también aquellas que te tocan por dentro, que te queman la piel y te estrujan la panza de putazo: una epifanía, un orgasmo del que ya no hay vuelta atrás.
Eso fue lo que me sucedió cuando, casi de casualidad escuché los primeros acordes de “Movin’ on Up”, de Primal Scream. Y la segunda y la tercera y todas las veces que la oí hasta hace unos minutos en que la puse de nuevo. El corazón agarra vuelo, se le acelera el ritmo, se me sale por la boca. ¿Throb no significa eso exactamente? En 1991, cuando salió Screamadelica, álbum del que se desprende esta canción, tenía nueve años y no podía entender lo que me estaba pasando.
Supongo que a todos nos sucede con una banda, una rola, un guitarrista; y que son esos momentos los que nos vuelven junkies de la música, porque a partir de ahí siempre queremos más y más.
Por eso, aunque en estos casos se acostumbre un minuto de silencio, propongo todo lo contrario: 26:39 minutos de sus tracks más importantes, según mi objetiva opinión, a todo volumen para despedir como se merece a este gran artista. Y mucho sexo, drogas y rock n’ roll.
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