ARTURO URIZA
Supongo que es un tipo muy específico de gente a la que le gusta e interesa el trabajo de Sunn O))). No es el amante común del metal ni el “rockero” promedio. Tampoco es aquel interesado en la música extrema, sino probablemente el amante de ciertas cacofonías espesas que hayan tenido sus primeros gruñidos en el doom clásico, pero que también haya absorbido de la música contemplativa y el ambient.
“Ambient” de hecho es un término justo (ya lo han usado antes para describir a la banda), no pensándolo bajo la concepción clásica de Eno, sino como una palabra descriptiva que pacta con ciertas intenciones de la música de este oscuro séquito y su creación de universos.
Lo digo precisamente por algo que un buen amigo y crítico de música me comentó hace algunos años cuando hablábamos del Monoliths & Dimensions, –su trabajo de 2009–, sobre el cual me comentaba que a pesar de ser fanático de numerosos proyectos de drone y de doom, Sunn O))) le parecía particularmente excesivo con su lentitud, y que prefería escuchar el sonido del viento en un bosque.
Por supuesto, fuera de parecerme una imagen peyorativa, dicho escenario me pareció no sólo atinado, sino también bellísimo . Y es que existe una finura decadente y brutal en la música de la banda desde el inicio; una llamativa ola de sonido que si bien puede parecerle excesiva al escucha promedio, también otorga cierta cantidad de paz y abstracción cual mantra, y que en el estado mental adecuado por supuesto que se puede equiparar con un bosque nocturno, denso y profundo.
Su último trabajo, Kannon, no difiere mucho en cuanto a sonido con trabajos previos de Sunn O))), sin embargo se pueden encontrar algunas claves interesantes para desentrañar sus adiciones musicales y conceptuales. Lo primero es que fue un álbum forjado, por lo menos en ideas, durante las últimas colaboraciones de la banda con otros artistas, específicamente durante dos trabajos monumentales para la música contemporánea: Soused, donde colaboraron con el juggernaut Scott Walker, y en Terrestrials, con Ulver.
Otro aspecto destacable es la clara referencia de la banda hacia la espiritualidad, específicamente el budismo, cosa que aclaran para el título del disco: Kannon, palabra que describen como representación literal de Guanyin Bodhittsava, La Diosa de la Misericordia o perceptora de los sonidos y llantos del mundo.
Hay un crecimiento en la banda, perceptible o no, existe, y eso es claro cuando, puesto en comparación con otras tantas muestras de la banda, este vale la pena por mérito propio, a pesar de su corta duración. Una muestra fabulosa de la música experimental contemporánea por demás disfrutable. Por supuesto, apto para los fieles seguidores de la distorsión, el drone y enormes filas de amplificadores.
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