EMILIO REVOLVER
El concepto de banda siempre se ha quedado corto para lo que hace Soulwax. Lo suyo se parece más a las mutaciones genéticas, pues los hermanos David y Stephen Dewaele no parecen hombres ni máquinas, sino otra cosa.
Mutación primera: Soulwax, combo de rock conformado a mediados de los 90, que tiene en Much Against Everyone’s Advice un disco clave, en buena medida gracias a que una de sus canciones, llamada “Too Many DJs” se vuelve su pócima secreta.
Mutación segunda: A inicios del nuevo milenio, el dueto empieza a hacer remixes para el disfrute de las pistas de baile, siendo capaces de hacer confluir todo lo que tenga un ritmo pegajoso y un bajo que haga retumbar la tierra: rock progresivo con funk, techno con hip-hop o música punk con disco.
Algunos de sus remixes explotaron como champaña en todos los antros del mundo, principalmente “Standing in the Way of Control”, original de Gossip, tan de esos años, y “Daft Punk is Playin’ In My House” de sus buenos amigos LCD Soundsystem.
Mutación tercera: James Murphy, líder de los LCD, está tan entusiasmado con los Dewaele que arma con ellos “Despacio”; una edificación de 8 pilares, cada uno de 3.5 metros de alto, atiborrados de bocinas que suman 50 mil watts; un sondsystem monumental con el que arman fiestas alrededor del mundo.
Esta mutación proviene de observar que la audiencia, al momento de hacer un concierto con 2manydjs, se les quedaba viendo, al grado de que todo empieza a girar en torno al dj más que a la música. Resultado: Despacio lleva su monstruoso soundsystem a algunos de los más grandes festivales del globo, como Coachella, y causa sensación, desaparecen los músicos del escenario y la música está al centro de todo. Con Despacio, David y Stephen se enamoran de su faceta constructora…
Cuarta mutación. Durante un par de años arman un estudio explícitamente para llevarlo de gira y así recuperar la experiencia de lo análogo: regresan los sintes, las guitarras, los bajos, las voces, y, sí, incluso el estudio. Al percatarse de que algunos trucos de mezcla son imposibles de realizarse en vivo, tienen la brillante idea de suplirlo con tres baterías: Victoria Smith, Blake Davies e Igor Cavalera, este último, célebre baterista de Sepultura.
Para 2016 montan “Soulwax Transient Program for Drums and Machinery”, un concepto en el que los Dewaele y una serie de invitados interpretan incesantes y machacones tracks que son mezclados al mismo tiempo que se interpretan. El resultado es de una potencia, calidad y perfección que recuerda el estar escuchando un álbum… Pero en vivo.
Como van de un lugar a otro con estudio de grabación a cuestas, no pueden recorrer el orbe, pero sí grabar todas las sesiones, desde los conciertos hasta los ensayos.
Mutación siguiente (¡y por fin estamos en el disco!): From Deewee. Las reseñas dicen que este es “el primer trabajo de Soulwax en más de una década”, pero no hay nada más falso. Hay muchas cosas de los Dewaele que han tenido que ver con Soulwax a lo largo de los últimos años. En una entrevista para xlr8r, los hermanos lo explican con claridad: “Afortunadamente, no tenemos que grabar para pagar la renta. Así que grabamos sólo cuando tenemos realmente algo qué decir”.
Al escucharlo, uno sabe que tienen razón. Es una avalancha de 49 minutos y 12 canciones, cada una ligada a la otra, en la que hay varios momentos memorables, tanto para los amantes de los viernes por la noche, como para los nostálgicos de los lunes y sus inicios.
Es un álbum en el que dialogan y colisionan lo electrónico y lo análogo; hay referencias a Kraftwerk, por ejemplo, diseminadas alrededor de las canciones, pero tocadas con más instrumentos análogos que Kraftwerk, lo que las convierte en un discurso sobre lo análogo y sus límites, sobre la electrónica y sus límites, como ya planteaban a su vez los Daft Punk en Random Access Memory.
La misma banda de la gira “Soulwax Transient Program” es contratada, y si bien la intención no es retratarla, sí se pretende crear material nuevo con la esencia de lo que ocurrió en la gira. Los Dewaele siempre dan el paso lógico, y éste lo era: si ya tenían construido un estudio, había que grabar algo en él. El estudio se llama Deewee, y así tenemos el título de este placa de 2017.
Además lo grabaron en una sola toma. Hay discos que tardan años y discos que se graban en poquísimas sesiones, pero éste tardaría 49 minutos, exactamente lo que duraran las 12 canciones.
No sabían si resultaría. Con la misma banda de la gira, estuvieron dos semanas ensayando y grabando cada canción como backup. Una vez ensayado todo con meticulosidad, grabaron varias tomas de 49 minutos durante 2 días. La que finalmente quedó y que es la que escuchamos y escucharemos para la posteridad, es la toma 19.
Las voces son el único elemento que fue completado aparte, ante la imposibilidad de grabarlas correctamente en un cuarto con tres bateristas. From Deewee es un LP que requiere esfuerzo digerir de un solo bocado, pero siempre será un esfuerzo incomparablemente menor al que requirió interpretarlo como está.
La propuesta es que, a lo mejor no la primera vez, pero en algún momento escuchen este álbum de corrido. Y quizá se pregunten: ¿Cómo fue que quedó con este nivel de perfección? Ése es otro de sus logros; hay pequeños errores, aseguran los hermanos Dewaele, pero justamente completan la propuesta, porque el sonido análogo es también la interacción entre los pequeños errores.
Eso es lo análogo: lo humano, su carne y sus carencias. En lo digital, como sabemos, no hay error, hay fría inmutabilidad. Así, la ejecución del álbum como un continuum completo de instrumentos análogos es la lógica indispensable que ha creado este disco.
Un intento por exportar lo análogo (otra vez) hasta los oídos del mundo, y es, a su vez, parte de la lógica misma que se vive en Soulwax, que no es una banda, no es un grupo de djs, ni un grupo de productores, sino una fantástica mutación sonora, hipogrifo de los proyectos de electro rock, los Charles Xavier del mundo del sonido.