SERGIO BENITEZ
Arquitecto sonoro, experto en el uso de samplers, tornamesas, secuenciadores y máquinas de ritmos, pero sobre todo creador de complejas amalgamas musicales, empapadas de diversas referencias, así es como podemos describir a David Shea.
Frecuentemente lo asocian con la escena musical experimental de Nueva York, de donde surgieron artistas como John Zorn, Anthony Coleman, Bill Frisell, Marc Ribot, Fred Frith, Ikue Mori y Bill Laswell. Aunque nuestro protagonista de hoy es capaz de moverse tanto en los ritmos electroacústicos, como en la música tradicional china, el jazz latino o el propio pop norteamericano, todo en el espacio de una misma pieza.
El originario de Springfield, Massachusetts, emplea métodos de composición basados en experimentadores electrónicos anteriores a él, además de utilizar técnicas cada vez más modernas de diseño y manipulación de sonido digital.
Budista practicante, Shea ha creado complejas fusiones entre Oriente y Occidente, como puede oírse en los discos Hsi-Yu Chi y Tower Of Mirrors, que dejan claro el legado que la cultura oriental ha dejado en su desarrollo musical y cultural.
Ocho álbumes y 22 recopilaciones, además de un amplio número de colaboraciones como productor, arreglista y compositor, son resumen de un curriculum que le permitido apoderarse de una audiencia cada vez mayor.
El pasado 1 de julio, David Shea tocó en la Casa del Lago del Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México, donde presentó parte de Rituals, un disco con obras basadas en rituales budistas, taoístas e historias de la Ruta de la Seda.