ESTEBAN CISNEROS
Luke Haines es un orate. Uno que roza la genialidad con frecuencia. Nacido en Walton-on-Thames en el apoteósico 1967, es un artista prolífico, idiosincrásico y brioso.
Formó The Auteurs en los 90 (según él mismo, el grupo que inició el britpop, fenómeno que después denostó sin pena), fue parte de Black Box Recorder y de Baader Meinhof (hay que tener cara para ponerle así a una banda).
Además de autor de libros bastante autobiográficos sobre rock y protagonista del documental Art Will Save The World, es un músico que graba y lanza discos bajo su nombre con severa regularidad.
Smash the System (Cherry Red Records) es el más reciente, y aunque el título tal vez es una hipérbole, es un trabajo que sólo podía venir de él. Está claro que hoy se requiere de un poco más que esto que nos propone para aplastar el sistema, pero no está mal volver a sus referencias para crear un nuevo plan de acción.
Haines se vale de sus recursos habituales (psicodelia, distorsión, rock de garaje, electrónica) para hacer un álbum consistente y sugestivo, que se añade a una discografía excéntrica e inevitablemente outsider.
Haines nos tiene acostumbrados a que sus discos sean monotemáticos (Nueva York en los 70, lucha libre, animales del rock’n’roll, búnkeres nucleares). Y aunque Smash the System no suena tan “conceptual” es como un retrato detallado de la habitación de un paranoico de película: la pared está llena de recortes de periódicos con noticias de conspiraciones, mapas con tachuelas clavadas como cuchillos en lugares clave, fotografías de Ulrike Marie Meinhof (la historia de su cerebro perdido tras una autopsia se cuenta en la canción inicial), fotos pornográficas y poemas cerdos de Alesteir Crowley, afiches de películas de Bruce Lee y Roman Polanski y del Marc Bolan más lascivo y fino.
El ambiente es viciado. Hay libros de brujería y de Julien Temple, números viejos de la revista Konkret, periódicos apilados y un montón de discos de los Monkees, The Velvet Underground y la Incredible String Band. En una esquina, tras la maraña de cables, hay equipo de radioaficionado, sintetizadores analógicos y una vieja tele está siempre encendida y el Flying Circus de Monty Python se transmite en un loop que nunca acaba.
Smash the System suena eléctrico. Y está presente, claro, esa dualidad tan británica que empapa como bitter tibia todos los trabajos de Haines (muy en el espíritu de Ray Davies): la defensa de la tradición y el impulso por jalar hacia adelante sin importar qué se rompa.
Luke Haines es un orate. Uno que roza la genialidad con frecuencia; prolífico, idiosincrásico y brioso. Un artista que graba y lanza discos bajo su nombre con severa regularidad. Uno del que no hay que perder pista, porque siempre hay algo cautivador y elocuente en su música. Y capaz que un día da con el clavo y todos encontramos, junto a él que sí se puede aplastar el sistema.
Escucha Smash the System aquí.
C/S.