ESTEBAN CISNEROS
“The Balloon Man Will Know” es, posiblemente, la mejor canción de la historia del pop. El hit de The Love Pastels es una maravilla psicodélica que dañó seriamente las listas y moldeó la sensibilidad de las generaciones venideras. O al menos así ocurrió dentro de la mente de Les Pattinson, bajista de Echo and the Bunnymen, quien como buen melómano se inventó su propio mundo imaginario con grupos imaginarios (sí, como The Love Pastels) y sus perfectas carreras imaginarias.
Algo así pasaba con Emma, el mejor grupo del mundo en la cabeza de Millo Salgado; fotógrafo, arquitecto y músico colimense. Pero en algún momento los guitarrazos se hicieron reales y, aunque el proyecto es aún una ensimismada caja de sorpresas guardada en un rincón, el secreto de este medio-fantasma está esparciéndose con cada vez más asiduidad. Emma –me consta– es cada vez más real.
Tanto que ya está en línea un nuevo EP digital independiente, Just Another Perfect Day. Grabado en su casa, es el segundo lanzamiento de Emma en dos años (antes lanzó I Used To Swim Prehistoric Seas en Futurística Records) y se une a la dispersa y casi encubierta producción musical de Salgado que comenzó desde los años 90.
“Cuando traigo un sonido o un loop en mi cabeza, a la primera oportunidad abro Garage Band y lo grabo. Puede durar ahí varios días hasta que lo desarrollo”, explica Millo. “Es como cuando uno toma los pinceles y un lienzo en blanco y descubre lo que viene de la pequeña idea inicial con los primeros trazos. Como dicen los Sensations’ Fix: Music Is Painting In The Air.
La música de Emma es abstraída y enigmática, lenta e insistente, como una duendecilla murria –y soberbia– absorta en sí, en observar el cielo y en desentrañar las tonadas más lánguidas de The Field Mice, Galaxie 500 y Felt.
“Si en el EP pasado fue el mar y la muerte de mi papá, lo que encontré en estos días aquí fue el espacio, y no solo el espacio en el sentido de las estrellas y los planetas, sino también la relación personal con tu espacio físico, de una manera individual pero no solitaria, no egoísta”, dice Salgado.
Su relación con la tecnología es total. Como fotógrafo y músico, es una extensión de su mente y de sus manos. “Para gente sin escuela ni entrenamiento como yo es fácil grabar y subir, cuando uno quiera. Mi banda es completamente imaginaria y la desventaja está en que todo esto puede provocar conformismo en la práctica de los instrumentos. La ausencia de la adrenalina de tocar en vivo se nota, aunque para eso han estado los conciertos y giras imaginarias de Emma a través de los años”, insiste Salgado. “Y realmente más que nunca me gustaría que el EP saliera en vinilo. Ya se verá”.
Emma es un proyecto personalísimo, un secreto que Salgado desvela de a poco. Just Another Perfect Day es, digámoslo así, una entrada más en su álbum vital, un cuadro nuevo en su pared; la suerte es que los enigmas no duran para siempre. El paso de lo abstracto a lo concreto, de la cortedad a la acción, es fascinante.
Y como buen fotógrafo, Salgado habla de la portada del EP, parte esencial de este trabajo: “Es una vieja foto que tomé en una alberca rodeada de árboles, casi una jungla. Mi hijo y un amigo jugaban en el agua y yo tomé esta foto con una vieja Holga de plástico. No se necesitan filtros y efectos con una Holga. La foto está tal como salió del negativo, y me da el sentido del espacio que nos rodea, siempre en movimiento, nunca quieto.”
Movimiento, justamente, es lo que hace de la vida, vida. Y, como diría aquel Dr. Frankenstein de Colin Clive acerca de Emma: it’s alive!
Pero, ¿tanto como para tocar, al fin, en vivo (sus seguidores en Colima esperan este anuncio hace años)? Salgado responde: “Imaginariamente habrá un par, pero ya no hay boletos. Sold out”.
C/S.