ESTEBAN CISNEROS
Hay gran psicodelia, electrónica y rock en Mérida, Yucatán. En ocasiones, en un solo proyecto. Es el caso de Acid Waves.
La banda surge de la necesidad de crear, no más. En un periodo de inactividad, Orlando Pérez puso manos a la obra y se dedicó a hacer música. Basado en pistas que construía como un zagal que juega con Legos, produjo material que le resultó tan estimulante como liberador.
Habla Pérez: “Me puse a producir y nació el primer EP. El proyecto, en ese momento, tenía cero pretensión más allá del mero disfrute de producir música”.
Hoy, el proyecto es un dúo con Alfredo Cano, perfecto cómplice. “A Alfredo lo conocí cuando audicioné para una banda en la que no quedé”, cuenta Pérez. Esa banda era Synntax, con muy buena reputación local. “Le mostré el material y llegamos a la conclusión de que debíamos tocarlo en vivo”. Fue entonces que comenzaron a buscarle nombre para llegar a ser una propuesta hecha y derecha.
“El nombre lo dio Juan Diego Chávez, artista y químico. Él hizo el arte de ese EP”. Titulado Acapulco Love (Lado A), es un material digital de tres canciones al que le siguió, poco tiempo después, el Lado B con cinco temas. Sintetizadores, profundas líneas de bajo, letras en inglés y guitarras eléctricas; tanto ruido y sólo son dos mendas.
“Cantamos en inglés por la misma razón por la que usamos redes sociales: me gusta y puedo llegar a más personas”, explica Pérez. “Si puedes hacer que tu mensaje se entienda en más lugares, ¿por qué no hacerlo?”
Su siguiente material, Drive Me Dirty se estrenará en agosto de 2017, pero ya circula en redes “Addictive”, un adelanto.
“Estamos casados con el Do-It-Yourself”. Así explican su acercamiento a la música. Es una cuestión de necesidad, pero también de gusto: con economía de recursos y autogestión se puede lograr un producto con personalidad propia.
Orlando Pérez lo tiene claro: “Las oportunidades están y no importa que tengas tal equipo o que grabes en tal estudio. Es hacerlo. Y si tienes algo honesto, la gente lo nota”.
¿Y en qué recae la honestidad en la música pop? Pérez lo dice así: “Se trata de no olvidar la premisa que nos hizo empezar todo esto: la música. Ese es el engrane inicial. Si haces música y estás pensando en qué medios va a sonar (que no está mal), corres el riesgo de dejar de ser fiel a ti mismo al hacer lo que los demás esperan. Es darle el alma y la dedicación que la música necesita.”
México hace música pop. Porque México la escucha, en todos los rincones. Con sus bemoles, la ciudad origen de Acid Waves es tanto obstáculo como trampolín: “Mérida es muy rico musicalmente. El problema es que está muy atrasada con las redes sociales y los medios digitales. Las bandas no graban y si lo hacen, es con poca calidad. Es una escena en crecimiento. La ciudad tiene pocos foros pero apuestan machín a la escena. Hay mucho que trabajar, pero hay bandas que están jalando con fuerza”.
A final de cuentas, crear es un acto valiente en un país obsesionado con destruir y transar. “México es un país quebrado”, concluye Orlando Pérez. “Pero existimos personas que todos los días estamos trabajando para lograr metas. No pierdan la fe: hay mucha gente chida en nuestro país”.
Palabra.
C/S.