MARÍA MERIOMA • De lo acústico a lo eléctrico y del inglés al castellano.
Estamos ante un botón de muestra de la música española de la última década. Un seudónimo ambiguo que no se sabe si pertenece a un grupo o solista; de comienzos con sonidos importados de lo que triunfa en la escena indie internacional y dentro de su evolución musical un cambio en el idioma de las letras.
PLV Havoc, ahora solo Havoc y siempre Pedro Gracia Pérez de Viñaspre, es un músico donostiarra que desde antes de 2009 va circundado por distintos sonidos que le quedan bien, aunque algunos con mejores resultados que otros.
En 2009 no encantó su “folk personalista” con The Shape of your Heart le abrieron las puertas de carteles de varios festivales en España pero no dio para mucho más. En cambio, en 2011 Penny Lancaster dio un giro para crear algo más al estilo Deluxe, aún en inglés pero con una voz y ritmos que sintonizan mejor las emociones.
Desde 2009 con el EP Ogro y Púgil de las cajas acústicas dio paso a las cuerdas eléctricas que energizan sus temas al mismo tiempo que las bases electrónicas las dinamizan. Es un artista para que quienes (en sus más recientes trabajos) no van a llegar buscando simpleza sino ambientes largos y temas que se toman su tiempo para llevar las letras a distintos tempos.
En 2014 Havoc presentó su tercer largo: Lo Saben los Narvales; un álbum al que se refiere como en donde ha encontrado su centro, mucho más pop y contundente, en este caso hecho para los melómanos que van al grano y quieren escuchar letras en castellano que hacen grietas en el corazón y sonidos que las resanan a base de guitarras y mezclas de sintetizadores con ecos gitanos.
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