NICO GONZALEZ
El Nuevo Pop Argentino sigue sumando integrantes permanentemente. Quizá gracias el fenómeno de las redes sociales o la inmediatez para consumir cualquier contenido por más lejos que esté su creador, han encendido una luz en quienes hoy ocupan los escenarios porteños, permitiéndoles adoptar modos que durante tres décadas habían estado casi vedados para los trabajadores del rock.
Me refiero puntualmente al buen gusto y a la sensibilidad necesaria para reconocerlo e intentar hacer(se) con él en busca de una aplicación concreta. En este caso, musicalmente, incorporando sonidos y sobretodo tecnología, sine qua non para la música pop actual.
Los Hermanos McKenzie no habían nacido en 2010 con este enfoque. Por el contrario, tienen una discografía mediana dedicada a lo que suelo denominar Indie Konex; etiqueta más cultural que sonora, aunque incluye un aspecto folk y de música acústica; y que los relacionaba a grupos como Onda Vaga o Les Mentettes.
Hermanos McKenzie, Siamés (2011)
Sin embargo, ya en 2014 el quinteto liderado por los hermanos Cecilia y Nacho Czornogas adelantó un EP llamado Nueva Era en el que se electrificaron y se acercaron a un sonido más contemporáneo, en el que la voz de Cecilia parecía encontrar el sostén adecuado.
De todas maneras fue sólo un acercamiento de tres tracks, que recién terminaría confirmándose en 2015 con la edición de Marea. Ya sin vientos, ni mandolinas, ni ukuleles, los McKenzies se adentraron en el auténtico rock, recorriendo ambientes oscuros, con profundas cámaras propias del dreampop y guitarras con delay y reverb al máximo, de obligada referencia a hitos del pop como My Bloody Valentine o emparentados con proyectos más actuales como Círculo Polar, de Chile.
Como sea, toda incorporación a la nueva ola de pop argentino es bienvenida, y sobre todo si esa incorporación viene de la mano del productor Mariano Esaín, quien ya ha logrado maravillas, por ejemplo, con Coiffeur.
Hermanos McKenzie, Marea (2015)