ARTURO URIZA
“La Oruga” es el primer track de este álbum; una canción bastante pop con sus respectivos ornatos espaciales, cosa que no desaparece en ningún momento del disco, pero que sí tiene sus variaciones, oscilando en las órbitas de canciones repentinamente más energéticas y otras un tanto más melancólicas.
Este primer track, y el siguiente, llamado “Sustancia”, me recuerdan a Zoé en sus mejores momentos, y aunque sé que este comentario podría desalentar a más de uno, en este caso no es de ninguna forma peyorativo, y la justificación exacta recae tanto en la voz como en la lírica.
“Ed Gein”, siguiente tema, añade unas cuantas capas más de psicodelia y transpira influencias de Spiritualized con cada segundo que pasa. Hay un trabajo de estudio fenomenal, cosa que no es gratuita, teniendo en cuenta que Hugo Quezada (Robota) fue el genio responsable de la grabación.
Pero probablemente uno de los mejores tracks del disco, con todo y su respectiva referencia a Edward Theodore Gein, uno de los legendarios psicópatas y asesinos seriales de la historia norteamericana, es “It’s Not Enough”, que sigue por el mismo sendero aunque tengo que agregar (sin exagerar) que bien podría pertenecer a alguna de estas nuevas bandas revivalistas de la psicodelia pop tipo Temples, Jagwar Ma o Tame Impala.
“Liz”, el track cinco de este material comienza con un llamativo órgano que se balancea con cuidado entre una voz llena de eco y delay, para ir dando paso a guitarras punzantes y rítmicas que se vuelven casi mantras psicodélicos, dignos de la escuela de San Francisco de los sesenta, aunque sin caer en obviedades, porque el arqueo entre la referencia vieja y la contemporaneidad sonora es justa. “La Ramel” no se aleja del sonido del track anterior, de hecho podría ser una continuación sin problema.
“Sex Machine” es probablemente el que más goza y hace uso de la psicodelia. El principio, con una voz ahogada en efectos permite el crecimiento de una guitarra vibrante y un bajo constante e hipnótico que se transforman precipitadamente en una explosiva canción casi kraut, mi favorita definitivamente.
Y finalmente “Shadow Girl” comienza con una suave guitarra acústica que se acuesta sobre un beat electrónico cuatro por cuatro y que permite que la voz conviva en armonía con sonidos que aparecen consecutivamente, y que generan a la perfección la idea de un radar integrado.
Moon de Moon Moon, es un disco que no tiene de referencia gratuita a nuestro satélite natural; se escucha naturalmente espacial y brillantemente fresco.