Pellejos se formó hace diez años (2005), aunque en ese momento no se tomaban tan en serio como banda. Fue hasta 2009 que los astros se alinearon de manera que sus integrantes se reunieran y editaran su primer disco homónimo (aquél que contenía esa entrañable melodía de “El Gas”).
Ya con esa grabación en la calle y con un nuevo guitarrista (Esteban Aldrete) en sus filas, el conjunto siguió sin tomarse en serio, pero sí empezó a tocar más y mejor. El cambio fue benéfico para ellos no solo porque, como dice Ignacio, “Esteban es un gran músico, y el mejor guitarrista de rock de este país”, sino –y sobre todo– porque es su amigo y comparte intereses con ellos, como la afición por el whisky o la pintura.
Aún recuerdo aquella desastrosa conferencia de prensa del Vive Latino –como son todas las conferencias de prensa durante ese festival, no por culpa de los artistas, sino porque la sala de prensa suele estar ubicada a un costado del escenario principal, donde el ruido no permite tener una comunicación medianamente fluida– en la que los integrantes de Pellejos salieron a tratar de platicar con los medios, y ante la poca presencia de periodistas, y el nulo interés de parte de estos en hacerle preguntas a la banda, aquello terminó luego de cinco bochornosos minutos. Esa tarde les hice una pregunta que en medio de aquel desastre no se entendió, y que en esta ocasión, con su ¿cantante? Ignacio Perales al otro lado del teléfono, retomo desde la primera oportunidad:
Siempre me han llamado la atención las bandas como ustedes, cuyos integrantes vienen de áreas o disciplinas distintas a la música. Creo que esa combinación suele arrojar resultados interesantes.
Bueno, ya sabes que en este país no es fácil vivir de la música. Daniel y Mariano tienen una formación de artes plásticas, mientras que yo tengo una formación más financiera. Pero a todos nos gusta mucho la música. Daniel es la persona que yo conozco que sabe más de rock. Obviamente a los 15 o 17 años cualquiera quiere ser Mick Jagger o Keith Richards, pero más por el glamour, el desmadre y las mujeres… Pero yo no crecí con la intención de ser músico, y creo que ninguno de nosotros, excepto Esteban… Él sí es un músico.
¿O sea que es verdad que eres ajustador de seguros?
Sí. Así como los que se encargan de los choques de los carros, solo que yo veo cosas más grandes, como derrames de pozos petroleros, choques de trenes y cosas así.
Las cosas ahora son un poco distintas para esta banda que ya cuenta con dos discos en su haber, un sello discográfico que los distribuye y algunos sencillos sonando por ahí, como “Gente poseída por rock-olas” y “Soy Cavernas”. Sobre esta última le pregunto:
“Soy Cavernas tiene una letra muy clara, ¿pero cuál es el concepto? Vaya, ¿qué es “ser cavernas”?
Mira (hace una pausa y toma aire)… es la primera vez que me preguntan esto y es muy buena pregunta. Mariano hizo la canción, que dice: “le hicieron un boquete a la Nación, al escudo nacional. Hoy cavernas, soy cavernas”. Entonces viene de ahí, de este hueco que los políticos y los narcos, que son los mismos, le dejaron al país y a los ciudadanos. Creo que Daniel también lo reflejó muy bien en la portada del disco.
Estoy seguro de que las letras son muy importantes para ustedes, algo que se ve pocas veces en México.
Las letras son muy importantes. Hay algo que siempre ando diciendo, y es que me parece un cagadero que todos los músicos anden hablando siempre del amor. Pasa en todos los géneros: desde el rock, el pop, las pinches cumbias y la salsa, hasta los norteños. ¡Parece que la única cuestión que hay es el amor, cuando hay tantísimas cosas de las cuales hablar! Parece una puñeta eterna en la que ya solo es decirlo por decirlo. Creo que ni siquiera lo sienten, y que solo lo dicen porque saben que el amor vende a huevo. Esa es la parte que ha impedido que se hagan otro tipo de letras, como lo hacen los argentinos o los españoles… No sé si es la educación telenovelera que tenemos. Sólo los narcocorridos hablan de otra cosa, y eso está bien, te gusten o no. Yo no sé si sirvan o no, o si sean malos o no, pero mira cómo ahí sí pudieron hacerlo, ¡solo porque dejaron de hablar del puto amor!
Veo que hay dos constantes en sus canciones: la crítica y el sentido del humor.
Sí, y Mariano siempre lo dice, que hay que hacerlo con un poco de ironía. Yo sí creo eso de que puedes medir la inteligencia de una persona por su sentido del humor. Mariano lo hace muy bien (al escribir las letras) y yo pues lo hago lo mejor que puedo al cantar.
Pero Ignacio no canta. De hecho, alguna vez comentó que más que canciones, para él las creaciones de Pellejos son experimentos o improvisaciones que utilizan la música como medio, algo parecido a una radionovela en ácido.
Aunque más que cantar, recitas o actúas las canciones…
En algunos casos sí… ¡alguien me dijo que lo que hacía era spoken word! Yo no sabía que eso era un género. A mí lo que más me gusta de las artes es la poesía, y cuando me da angustia trato de aprenderme poemas de memoria, porque al recitarlos siento que son como una plegaria. Tal vez a la hora de cantar me pasa algo así, aunque no en todos los casos… y bueno, a lo mejor me gusta cantar, pero no puedo o no sé… más bien lo hago cómo vaya saliendo. A veces canto, a veces recito, lo cual es increíble porque improvisamos. El chiste es variarle, porque si no es de hueva. Ignacio se acuerda de la dupla de guitarra con spoken word que hicieron Johnny Depp y Neil Young en el soundtrack de Dead Man, y confiesa que eso también lo inspiró.
Ya que estamos en esas. ¿Cómo es una actuación en vivo de Pellejos?
No lo digo de manera despreciativa, pero la verdad es que me importa un culo lo que piense la gente… no estamos para darles un show… Aunque como nos estamos empedando y divirtiendo, por lo general sale muy bien… Y no es que no me importe lo que opinen, pero es que si nos preocupáramos por eso terminaríamos cantando canciones de amor.
Pero no me refería a qué dice la gente de sus shows, si no a cómo los ven ustedes mismos.
Ah, eso es más fácil. A mí lo que me gusta es juntarme con mis amigos, meterme unos mezcales y salir a hacer un cagadero. Y como ya nos conocemos y hemos tocado juntos bastante, pues la verdad es que es muy divertido.
Antes de terminar le pregunto qué bandas mexicanas le gustan. Ignacio hace una pausa mientras lo piensa. ¿Mexicanas? Me pregunta mientras lo sigue pensando pero termina por confesar que no está muy enterado de lo que sucede en la música mexicana de hoy. Hasta que se le ocurre una salida: Podrían ser Los Ángeles Azules. Y me gustan Los Tigres del Norte, que yo creo que son la mejor banda del país. Esos dos. Aunque a mí el que más me gusta y que creo que es el número uno es Juan Gabriel. ¿Pero de rock? La neta no sé, ¿pa’ qué te digo?
–